Evangelio - Historia y Reflexión...

Los justos brillaran en el reino Mateo 13, 36-43

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Alfonso María Liborio Concédenos, Señor, Dios nuestro, amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos. Por nuestro Señor…

Jeremías 14,17-22 No rompas tu alianza con nosotros

Salmo 78 Líbranos, Señor, por el honor de tu nombre

Mt 13, 36-43: Los justos brillaran en el reino “En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo. Jesús les contestó: El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; en el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a su ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga”

Juicio final

Nuestra realidad está aquí

Una parábola explicada en privado

Sucede que…

·         Pareciera que la buena semilla se está ahogando por la cizaña.

·         ¿Entonces qué hacer?

·         Ante todo hacer oración, volver nuestros ojos al Señor.

·         No perder la esperanza ante la presencia del mal.

·         Hay que tener confianza en la justicia y en la misericordia del Señor.

·          Él nunca abandona a sus hijos.

Sembradores de tiempo completo

·         Sobre todo de la semilla del amor.

·         Haciendo el bien en todo momento.

·         Desde dentro es que viene lo malo. Afuera esta la lucha.

·         Un criterio sencillo es que todo lo que turba el alma y quita la paz viene del maligno.

Dios da al alma sólo la paz.