Evangelio - Historia y Reflexión...

Misericordia quiero y no sacrificios Mateo 9,9-13

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Padre de bondad, que por medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro…

Amós 8,4-6.9-12  Hambre de la Palabra del Señor

Salmo responsorial  118 Con todo el corazón, Señor, te busco.

Mateo 9,9-13 Misericordia quiero y no sacrificiosEn aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿por qué su Maestro come con pu­blicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que sig­ni­fica: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”

Jesús anda con mala gente

Que nadie se escandalice

·         Porque la misericordia lo que hace es buscar al hombre.

·         Lo busca para redimirlo y promocionarlo

·         Mateo era un marginado de la salvación.

·         Cristo lo dignifica y lo restablece.

·         Claro, él aceptó en libertad la invitación “Sígueme”

·         Para Dios tiene mucho valor la conversión al amor, a la piedad y a la misericordia.

Se busca una religión auténtica

·         “Misericordia quiere y no sacrificios”

·         Dios no quiere una religión sin culto, sino una religión esencial.

·         Donde lo importante no es lo ritualista, sino la persona. Cada uno de nosotros.

·         Es una celebración del amor y la fraternidad

·         Que libera a los más débiles.

Nos preguntamos:

Las falsas…

·         Ver la religión como seguro de salvación

·         Pensar que yo de forma individual me salvaré y los demás que…

·         Pensar que si yo vengo y me siento ahí obtendré premio.

Las auténticas…

No olvidemos que…

 

En la Clínica  de un famoso Cirujano Cardiovascular, entra la secretaria y le anuncia que un viejito, muy pobre, deseaba consultarle, recomendado por un médico del hospital público. Lo atiende después de 2 horas de espera. El médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita:

El médico del hospital público me ha  enviado a Ud. porque únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y en su clínica poseen los equipos necesarios para llevar a cabo esta operación. El médico ve los estudios Luego, pregunta al anciano con que dinero se haría operar.- Este le contesta....... “Ahí está el problema Dr. yo no tengo dinero y tampoco seguro. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia... lo que pido, se que es mucho, pero tal vez entre sus colegas y Ud. puedan ayudarme. El médico no lo dejó terminar y lo envió de regreso con una nota explicándole que su  “Clínica era Privada y de mucho prestigio, por lo tanto no podía acceder a su pedido. El había  estudiado y trabajado duro estos años para instalar su clínica y ganar  el prestigio y los bienes que tenía.

Cuando el anciano se retiró. El médico se percató que había olvidado una carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía: El órgano que mejor habla es el corazón” y firmaba Jean Marcel.- Esta frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de ella: Jean Marcel. Le hacía recordar su  niñez y juventud, pues en la primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos.

A la semana siguiente, al final de la tarde, la secretaria entró con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico: -Se enteró Dr.  Hoy encontraron muerto a Jean Marcel en un banco de la plaza, tenía 88 años el pobre”

El médico suspiro de pena y contesto “Hombres como él no deberían morir, que Dios lo tenga en Paz, me hubiera gustado conocerlo. Pero, ¿no lo recuerda? le dice la secretaria; y mostrándole la foto del periódico le dice, “era el viejito que vino la semana pasada a consultarle.  Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes. El médico no la dejó terminar. Le pidió que se retire y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio, lloró y lloró  como nunca lo había  hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma

Largo tiempo estuvo en el silencio de su consultorio. Luego,  mientras secaba las lágrimas de su escritorio, sacó delicadamente la imagen de Cristo que estaba debajo del vidrio y, después de besarla, la guardo en un cajón mientras decía “Perdón Señor, no soy digno de ti, no soy digno de que me mires. Todo lo que tengo te lo debo. Me enviaste a un pobre y me habló con la voz del corazón. Yo lo escuche con el oído del egoísmo... mi vergüenza es grande...... Perdóname Señor”

Con el correr de los años, la “Clínica Jean Marcel”, como  se llama desde entonces, se hizo muy famosa. El médico  habilitó un sector para la atención de los pacientes sin ordenes médicas y él personalmente practica las operaciones-

Cuantas veces nos  habrá pasado  lo mismo a nosotros.   Nos han hablado con la voz del corazón y no hemos oído….   hemos sido egoístas con nuestros hermanos… Pidámosle a Dios que no nos pase como a este pobre médico que habiendo curado tantos corazones, no ha sabido “escuchar al suyo…”

Oración después de la comunión

Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en sacrificio y recibido en comunión, sean para nosotros principio de vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.