Evangelio - Historia y Reflexión...

¡Señor mío y Dios mío! Juan 20,24-29

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Santo Tomás Apóstol Padre todopoderoso, tú que concediste a santo Tomás reconocer a Cristo como su Señor y su Dios; por intercesión de este Apóstol, haz que crezcamos en la fe, para que creyendo firmemente en tu Hijo Jesucristo podamos participar de su vida divina

Efesios 2,19-22 Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles

Salmo responsorial: 116  Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Juan 20,24-29  ¡Señor mío y Dios mío!  “Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”

SEÑOR: AUMÉNTANOS LA FE

Un Tomás como nosotros

Aquella noticia le pareció demasiado hermosa para que fuera cierta.

 

·         Tomás cometió un error al apartarse del grupo.

·         Nadie está peor informado que el que está ausente.

·         Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe.

·         Quería estar seguro de su fe.

·         Cuando se  convencía de sus creencias las seguía hasta el final.

Por eso hizo esa bellísima profesión de fe "Señor mío y Dios mío"

Hoy en día nosotros…