Evangelio - Historia y Reflexión...

Entren por la puerta estrecha Mateo 7,6.12-14

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Cirilo de Alejandría, ob. y Dr. En Valencia es la fiesta de N. Sra. del Perpetuo Socorro  Señor Dios, que hiciste de San Cirilo de Alejandría un invencible defensor de la maternidad divina de la Virgen María, concede a tu pueblo, que la proclama como verdadera Madre de Dios, alcanzar la salvación por medio de Cristo, tu Hijo, hecho hombre por nosotros, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

2 Reyes 19,9-11.14-21.31-35.36 Salvaré la ciudad por mi honor y el de David

Salmo responsorial 47  Recordamos, Señor, tu gran amor.

Mateo 7,6.12-14 Entren por la puerta estrecha  “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen. Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas. Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran”

Hay un camino

Tras máximas de Jesús

Es producir los frutos en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

O es un llamamiento a seguir a Cristo sufriente.

Busquemos la puerta verdadera.

Estamos haciendo referencia al camino de la cruz.

La puerta es Jesús “”Quien entre por mí se salvará” (Juan 10,9)

Significa vivir los principios evangélicos: solidaridad, fraternidad y servicio a los hermanos.

Contra el egoísmo, agresividad y violencia.

Es la llamada a la santidad. Por lo tanto a todos.

¿Qué hacer para ser santo?

·         Hacer las cosas de forma espectacular.

·         Amar, servir y glorificar a Dios en toda circunstancia de la vida. 

 

Oración después de la comunión

Señor, tú que nos has renovado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, concédenos que la participación en esta Eucaristía nos ayude a obtener la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.