Evangelio - Historia y Reflexión...

Hagan esto en memoria mía. Lucas 22,14-22

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Jesucristo sumo y terno Sacerdote. Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste Sumo y Eterno Sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de sus sacramentos y de su Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo

Isaías 52,13-53 El fue traspasado por nuestras rebeliones.

Salmo 39 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Hebreos 10,12-23 Tenemos un gran sacerdote al frente.

Lucas 22,14-22 Hagan esto en memoria mía. “Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; porque les digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios. Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la uva hasta que llegue el Reino de Dios. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por ustedes; hagan esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por ustedes”

Sin miedo hacia la pascua

Nuestra mesa

Un sacerdote para el mundo

Queremos un sacerdote

·         El sacerdote tiene que ser sobre todo un hombre de oración.

·         El mundo en su activismo frenético pierde con frecuencia la orientación.

·         El corazón del sacerdocio consiste en ser amigos de Jesucristo. Sólo así podemos hablar verdaderamente «in persona Christi»,

Ser amigo de Jesús, ser sacerdote, significa ser hombre de oración.

·         Sólo podemos ser amigos de Jesús en la comunión con Cristo total.

·         Ser sacerdote significa ser amigo de Jesucristo.

·         El mundo tiene necesidad de Dios, no de un dios cualquiera, sino del Dios de Jesucristo, del Dios que se hizo carne y sangre, que nos amó hasta morir por nosotros, que resucitó y creó en sí mismo un espacio para el hombre.

·         Este Dios tiene que vivir en nosotros y nosotros en él.

·         Esta es nuestra llamada sacerdotal: sólo así nuestra acción de sacerdotes puede dar fruto.
Sacerdote Andrea Santero

«Estoy aquí para vivir entre esta gente y permitir que Jesús lo haga prestándole mi carne… Sólo somos capaces de salvación ofreciendo la propia carne. Hay que cargar con el mal del mundo y compartir el dolor, absorbiéndolo en la propia carne hasta el final, como hizo Jesús».

 

Jesús asumió nuestra carne. Démosle nosotros la nuestra, para que pueda venir al mundo y transformarlo. ¡Amén!

Papa Benedicto XVI

 

 

Suma, resta, multiplica y divide

Suma: Cada noche de amor que has gozado, los oros de la tarde en agonía, la ardiente languidez del mediodía, añade los recuerdos más dichosos.

Los instantes de paz , un "gracias"  muy sincero, el afecto de un Amigo Verdadero y los amaneceres  venturosos.

 

Resta: las noches de amor que no han llegado,

la tarde aquella en que tu amor moría,

la traición que conociste un mediodía,

Quita las horas de tristeza que has pasado,

la ingratitud de quien no fue sincero,

y los amaneceres nebulosos.

 

Divide

Entre alguien cuando sufre, tu sonrisa

y haz su dolor mas leve.

La ultima moneda que te queda entre el pobre, el anciano abandonado y el que esta en una cama, aprisionado.

Parte tu Corazón y tu cariño

con quien será en la Vida , siempre niño.

Divide tus momentos de alegría

y de felicidad aunque sean breves...

 

Multiplica

Tu Fe en oraciones  y todos tus esfuerzos por ser bueno.

Tus obras, tus acciones... 

 

Feliz aquel que, en su existir, aplica las cuatro operaciones principales.

De lo bueno que recibió a raudales  resiste amargura, decepción y males,  y si del saldo divide caudales  vera que el que divide multiplica.