Evangelio - Historia y Reflexión...

Padre, manifiesta la gloria de tu Hijo Juan 17,1-11

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Infunde, Señor, en nosotros, la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 19,1-8 ¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?

Salmo responsorial 67  Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.

Juan 16,29-33 Ánimo, que yo he vencido al mundo En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios”. Les contestó Jesús: “¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo”

No le conocemos

¿Por qué desconocido?

 

Que significa Espíritu Santo

Pareciera que todo se aclara

“Es de este modo como hay que entender la Muerte y la Resurrección del Señor, como el triunfo que sobrepasa totalmente los éxitos humanos: el triunfo que nos ganó la vida eterna”

Jesús

Él no es el que se escribe en corazones... sino el que está en los corazones.

No es el que dijo grandes cosas... sino el que las hizo grandes por practicarlas.

No es el que negó el egoísmo... sino el que fue generoso.

No es el que sólo negó la mentira... sino el que vivió en la verdad.

Él es el que se hizo el más grande... por ser el más pequeño.

El que está primero... por ponerse último.

El que no sólo venció la muerte... sino que nos dio la Vida.

El que hace que el amor deje de ser sólo una palabra... y sea nuestra única meta.

 

Jesús oculto

Cuentan que una vez había un monasterio escondido en las montañas, donde cada monje tenía su función específica. Algunos eran sembradores, otros cocineros y así cada uno tenía su función. En determinado momento los monjes empezaron a tener problemas entre ellos, y se peleaban y enojaban. Preocupado por el asunto, el sacerdote a cargo del monasterio se fue a orar y preguntaba a Dios:

- "Señor, ¿por qué pasan estas cosas? ¿Cómo lo podemos arreglar?" Dios le contestó:

- "Hijo, he visto sus problemas y por eso, entre ustedes se encuentra de incógnito mi hijo Jesús"

El sacerdote se asustó mucho al saber semejante noticia y convocó a los monjes. Cuando se dieron cuenta que entre ellos estaba Jesús se empezaron a preguntar quién sería. Tal vez el cocinero o algunos de los que sembraban.

Como no lo sabían, se empezaron todos a tratar con cortesía y amabilidad y nunca más hubo problemas entre ellos. 

Oración después de la comunión

Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana, para poder vivir como hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.