Evangelio - Historia y Reflexión...

Por eso el mundo les odia Juan 15,18-21

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Bernardino de Siena. Señor Dios, que otorgaste a san Bernardino de Siena un profundo amor por tu Hijo y una especial devoción al santo nombre de Jesús, concédenos, por sus méritos actuar siempre en nuestra vida movidos por el amor a Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Hechos 16,1-10 Ven a Macedonia y ayúdanos

Salmo responsorial 99 El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.

Juan 15,18-21 Por eso el mundo les odiaEn aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo. Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”

San Bernardino de Siena

Nació cerca de Siena en Italia en el año 1380. Su padre era gobernador. El niño quedó huérfano de padre y madre a los siete años. En el año 1402 entró de religioso franciscano. Recorrió todo su país (Italia) a pie, predicando. Por todas partes llevaba y repartía un estandarte con estas tres letras: JHS (Jesús, Hombre, Salvador)   En 1444, mientras viajaba por los pueblos predicando, con muy poca salud pero con un inmenso entusiasmo, se sintió muy débil y al llegar al convento de los franciscanos en Aquila, murió santamente el 20 de mayo.

Tenemos una misión

"el mundo" odia a los discípulos como odia a Jesús”

El odio del mundo

La persecución del discípulo de Jesús es la consecuencia inevitable de la práctica del servicio a la humanidad

Amor frente al odio

·         Quien predica produce rechazo.

·         La cruz de Cristo será locura para los sabios.

·         Y escándalo para los hombres

·         Los cristianos en el amor damos testimonio.

·         Es el amor lo que mejor se entiende y pude convencer.

·         Al amor lo sostiene la fe y la esperanza.

·         No somos de este mundo.

·         La gracia nos eleva a un orden superior.

Oración después de la comunión

Por la gracia de este sacramento, confirma, Señor, a tus hijos en la verdad de la fe, para que den testimonio de ella con las palabras y las obras, a ejemplo de san Bernardino, que consagró su vida a propagarla. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

 

Un sí como el de María

El sí de María es la palabra humana más importante que se haya pronunciado. Es una palabra cargada, llena de matices y valores. Destacamos:

·        Un sí permanente. María desde su primera conciencia, y aún en el subconsciente, está en­sayando el sí. Su vida entera es un sí a Dios, como quiera y en quienquiera se manifieste. Ella dijo sí con su palabra o con sus sentimientos, o con su pensamiento o con sus gestos, con su vida entera. Ella dijo sí y ya nunca se volverá atrás, aunque no sepa adónde la lle­vará.

·        Un sí gozoso, dicho en positivo, no contrariado o angustiado. Es fruto de la gracia. Por eso es gratuito, nada pide a cambio.

·        Un sí humilde, no desde la autosuficiencia, sino desde la pequeñez y la pobreza.

·        Un sí libre, no desde el miedo o la imposición, sino desde la lucidez y el amor.

·        Un sí responsable, bien consciente, bien pensado y decidido, acepta las consecuencias, aunque no las sepa hasta el fin.

·        Un sí confiado, porque pone su fuerza en Dios como en un Padre; es un sí filial.

·        Un sí creyente, fruto de la fe, un sí que es fe, un sí al misterio. No se, pero acepto.

·        Un sí enamorado, como el de una novia, porque Dios es todo su amor. Nada puedo ne­garte, porque te amo.

·        Un sí maternal, con entrañas y anhelo de madre, abierto a la ternura y la misericordia.

·        Un sí de plenitud, porque no es solo el sí de una persona, sino el sí de la criatura huma­na; un sí que recoge todas las actitudes afirmativas de la humanidad, especialmente del pueblo elegido, pobre y humilde, de todos los pobres de Dios, los que solo confiaban en Él, los que todo lo esperaban de Él. El sí de María recoge el sí de Abrahán y todos los cre­yentes; el sí de Isaac y el de todos los hijos que confían; el sí de Jeremías y de todos los profetas que obedecen y se entregan y cantan al mundo nuevo; el sí de la madre de los Macabeos y de todos los mártires, que ponen su vida en Dios, hasta el fin.

·        Un sí entregado, porque pone toda su vida en las manos del Padre, en las manos de Dios. Es signo de la obediencia radical: lo que Tú digas, Padre, lo que Tú quieras.

·        Un sí reparador, por todos los no es pronunciados, por todas las rupturas del hombre con Dios.

 

En un cartel en el muro de Sishu Bhavan, la casa infantil de Calcuta, la Madre Teresa dejó escrito lo siguiente:

"Las personas son irrazonable, inconsecuentes, ámalas de todos modos.

Si haces el bien, te acusarán de tener obscuros motivos egoístas, haz el bien de todos modos.

Si tienes éxito y te ganas amigos falsos y enemigos verdaderos, lucha de todos modos. El bien que hagas hoy será olvidado mañana; haz el bien de todos modos.

La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable, sé sincero y franco de todos modos.

Lo que has tardado años en construir puede ser destruido en una noche; construye de todos modos.

Alguien que necesita ayuda de verdad puede enojarse si le ayudas; ayúdale de todos modos.

Da al mundo lo mejor que tienes y te golpearán a pesar de ello; da al mundo lo mejor que tienes de todos modos.

Dios conoce nuestras debilidades, y nos ama de todos modos.

El fruto del silencio es la oración.

El fruto de la oración es la fe.

El fruto de la fe es el amor.

El fruto del amor es el servicio.

El fruto del servicio es la paz".

 

Caricias

Acariciar. A veces se trata de eso. En nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestro día a día. Algo tan sencillo como eso. Sonreír a quien está triste (pero no sonrisas fáciles o vacías, sino que establezcan un vínculo). Apretar una mano (y con ello transmitir un mundo). Acariciar un rostro, prometiendo estar ahí. Ver, y aún más, mirar al otro… oír, y entonces escucharle. Abrazar a quien se siente tan abandonado, tan abatido… Estar ahí para los otros, y hacérselo saber. Me gusta pensar en Jesús como un hombre que también hablaba con sus gestos.

El tacto

Es fácil decir que en la vida hay que andar “con tacto”… es una expresión bonita. Es verdad que con el cuerpo, con las manos, se expresa tanto… ternura, rechazo, apertura, protección, interés, acogida, vinculación.

A veces se nos va la vida en palabras, palabras y mil palabras. Pero hace falta hablar también con los gestos. Porque hay veces que una caricia da más confianza que mil versos, que un abrazo es la mejor respuesta a quien llora, o la mejor felicitación a quien ríe…

Empezamos a tender puentes desde unas manos abiertas, unos ojos y oídos atentos… al otro.

·         Con la manera en que nos acercamos, acogemos, cuidamos, expresamos. Con la delicadeza con que nos relacionamos... Hay tantas dimensiones de nuestra vida en que el cuerpo habla… piensa en ello.

 

Amor físico

El amor también es físico. Y hoy, cuando hay mucho contacto físico sin amor o mucho roce sin entrega es necesario sentir esa unidad. El amor toca, y así se expresa de muchos modos la relación más profunda, más estable, o más hecha de interés genuino por otra persona.

El amor, atento al otro, se expresa físicamente: en la madre que mece al bebé, los amigos que se palmean la espalda, la pareja que, con su intimidad, intercambia promesas y besos, el padre anciano que pasea del brazo de su hijo, la cabeza que se apoya en un hombro amigo… hablamos también con el cuerpo.

·         Piensa un poco en la manera en que, en tu vida, el amor se expresa en gestos, en la medida en que comunicas sin palabras, con tu forma de estar, de acoger, de tratar al otro