Evangelio - Historia y Reflexión...

No los llamo siervos, sino amigos Juan 15,12-17

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Concédenos, Señor, ajustar nuestra vida al misterio de la Pascua que celebramos llenos de gozo, a fin de que, alejados de veras del pecado y buscándote en todo a ti, el poder de Cristo resucitado nos proteja y nos salve. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 15,22-31 Hemos decidido no imponeros más cargas

Salmo responsorial 56 Alabemos y cantemos al Señor. Aleluya.

Juan 15,12-17 No los llamo siervos, sino amigosEn aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos; porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”

Jesús es un amigo que ama

“A ustedes los llamo amigos”

La amistad…

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”

Razones para la amistad de Jesús para con los suyos

·         Porque da la vida por ellos.

·         Porque les ha descubierto todos sus secretos.

·         Porque los ha elegido sus amigos.

Jesús se comunica…

¿Se puede obligar a amar?

Hoy aprendemos…

Amar en la práctica…

Oración después de la comunión

Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya y en la cual hemos participado, nos una cada vez más con el vínculo de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Vive con entusiasmo.

Una noche, el padre de la poetisa Emily Dickinson, corrió a la iglesia de Amherst, Massachussets y con urgencia comenzó a hacer sonar la campana. Al oír la campana, los habitantes del pueblo salieron corriendo de sus casas. ¿Cuál es la razón de la alarma? Se preguntaron. ¿Un fuego? ¿Un accidente? Ninguna de las dos cosas. Emocionado por la belleza de la puesta del sol, el señor Dickinson estaba llamando a todos para que disfrutaran del hermoso espectáculo.

Hay personas que no disfrutan de nada. Viven en profunda tristeza, sin ánimo, como si estuvieran paralíticos. Jesús se encontró también con un paralítico y le dijo: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mc 2, 2-12). Levantarse significa revivir, levantarse de la caída, dejar atrás el pasado de mentiras y engaños. Y cuesta levantarse cada día, pero se puede, sobre todo, cuando se cuenta con la palabra de ánimo y de apoyo de Jesús y de los otros.

Muchas personas se quejan de que han perdido el entusiasmo en la oración, que no sienten nada y se han ido las ganas de vivir. Para poner chispa a la vida, se necesita un espíritu nuevo. Pondré en Ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de Ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil.(Ez 36, 26-27). Hay que avivar el espíritu. Pablo le dice a Timoteo: “Por eso recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio… Pues Dios, no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor…(2 Tm 1,6, 7)”

Se dice que una vida sin entusiasmo es como un paisaje pintado de gris. Robert Muller, ex Secretario General adjunto de las Naciones Unidas, aconseja: “Sé feliz y haz felices a los demás; proclama tu alegría y ama apasionadamente tu vida… No esperes a que llegue un mundo mejor; da gracias por cada momento de tu vida”. El entusiasmo necesita alimentarse diariamente, con alegría, con la aceptación de los acontecimientos, con la alegría, con la oración, poniendo los ojos en Jesús.

Jesús iba caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos…Jesús les dijo” “Síganme…” Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. (Mt 4,18-20). Los discípulos que siguieron a Jesús encontraron muchas dificultades y abandonaron el camino hasta que recibieron el espíritu del resucitado. Consciente Pedro de esto les avisa a los cristianos: “…aunque quizás sea necesario que durante un poco de tiempo pasen muchas pruebas… Ustedes aman a Jesucristo, aunque no lo han visto; y ahora, creyendo en Él sin haberlo visto, se alegran con una alegría tan grande y gloriosa”.(P 1, 6,8).

Siempre hay tiempo para cambiar, para poner alegría y sal a la vida. En 1831, cuando William Lloyd Garrison empezó a publicar su periódico contra la esclavitud en Boston, ésta ya había desfigurado la historia de esta nación durante más de dos siglos. Por décadas, Garrison libró su guerra a través de la palabra impresa. “Sobre este tema… no voy a retraerme ni una pulgada y me van a oír”. Después de un tiempo, Garrison y otros como él, fueron escuchados. Y finalmente prevaleció su pasión por la justicia.

El entusiasmo es una de las más poderosas maquinarias que promueven el éxito. Cuando haces algo, hazlo con toda tu fuerza. Pon tu alma entera al hacerlo. Ponle la estampa de tu propia personalidad. Sé activo, dinámico, entusiasta y ten fe, y lograrás tu objetivo. Sin entusiasmo nunca se logró nada grandioso. ( Ralph Waldo Emerson).

Es necesario orar con entusiasmo, con toda el alma y corazón para poder enfrentar todas las dificultades, para vivir entregado a Dios y a los otros.