Evangelio - Historia y Reflexión...

Señor, ¿con quién nos vamos a ir? Juan 6,60-69

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Dios nuestro, que por medio del bautismo haces participar de la vida de Cristo a los que creen en ti, protégenos de los engaños del enemigo, para que podamos conservar fielmente el don de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 9,31-42 Tabita, levántate

Salmo responsorial115 ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Al

Juan 6,60-69 Señor, ¿con quién nos vamos a ir? “En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen.” (En efecto, Jesús sabía desde el principio quienes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.” Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”

Dos posturas ante el pan de vida.

  1. La negativa. Comer su carne. Incredulidad.
  2. La positiva. La fe de los apóstoles.

Este modo de hablar es duro

    • Los discípulos están decididos a abandonar.
    • Por eso les recuerda que es el Espíritu quien da vida.
    • Además él puede volver de donde vino “arriba”
    • De ahí que Pedro exprese: “Tu tienes palabras de vida eterna”

Con Jesús o contra Jesús

Posturas                                                                                Alternativas

¿Qué buscamos en la vida?

El Orgullo es el problema. La rana y el orgullo

Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos.  Pero el problema era que la rana no sabía volar. "Déjenmelo a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro espléndido". Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.

A su debido tiempo, los gansos y la rana comenzaron  su travesía. Al poco rato pasaron por una pequeña ciudad, y los  habitantes de allí salieron para ver el inusitado espectáculo. Alguien preguntó: "¿A quién se le ocurrió tan brillante idea?" Esto hizo que la rana se sintiera tan orgullosa y con tal sentido de importancia, que exclamó: "¡A MI. Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que  abrió la boca, se soltó de la caña, cayó al vacío, y murió.