Evangelio - Historia y Reflexión...

El Hijo del hombre tiene que ser levantado. San Juan 3, 13-17

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

La Exaltación de la Santa Cruz – Fiesta Día Mundial de la libertad de Prensa Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo muriera en la cruz para salvar a todos los seres humanos; concédenos aceptar por su amor la cruz del sufrimiento aquí en la tierra, para poder gozar en el cielo de los frutos de su redención.

1. Miraba la serpiente de bronce quedaba curado Números 21, 4b-9

2. Salmo 77, No olvidemos las hazañas del Señor.

3. Cristo se humilló a sí mismo, por eso Dios Filipenses 2, 6-11

4. Evangelio. El Hijo del hombre tiene que ser levantado. San Juan 3, 13-17 En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo, a no ser el que vino de allí, es decir, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él”

Una gran oferta…

La cruz de la vida

 

Alguien andaba buscando al Señor, entonces empezó a indagar y empezó a caminar al encontrarlo le preguntó: ¿Qué hacía? Preparo las cruces para mis amigos. Esta cruz la deben cargar para siempre y así entrar en el reino. El joven le dijo: ¿Puedo ser yo tu amigo? Jesús le respondió. Claro que sí. Entonces Jesús le entregó un grueso madero para que lo cargara y le siguiera. Empezó a caminar, pero como era tan pesado se fue quedando rezagado. De pronto se le apareció el maligno y le dijo: ¿Para qué cargas ese tronco tan pesado, no es mejor que lo recortes un poco y así aligeres el camino. El joven le hizo caso y lo cortó  a la mitad. Más adelante volvió el maligno y le dijo: Pero todavía, sigues con ese madero, córtalo un poco más pues el camino es largo. El joven lo volvió a cortar. Adelante le volvió a salir en el camino y el maligno le dijo. Es mejor que hagas una cruz pequeña y la cuelgues en el pecho y así podrás, de una vez, aligerar y alcanzar al maestro. Llegado al final del camino el Señor le salió al encuentro montado en un cerro y el joven le dijo: Señor aquí estoy. El Señor le dijo sube. El joven replicó. ¿Pero cómo? Jesús le respondió usa el tronco del árbol que te entregué. El joven respondió. Señor lo he cortado para hacer esta cruz. En ese momento el joven se dio cuenta de que realmente la cruz recibida había tenido sentido. Y que esa cruz que llevaba en el pecho, era muy bonita, pero de nada le servía para alcanzar. Jesús al verlo temblar por la situación le dijo: regresa y de seguro encontrarás a alguna persona aplastada por la cruz y al ayudarlo te pueda brindar la oportunidad para que puedas alcanzar.

Todos llevamos una cruz

·         No importa el tamaño. Siempre será cruz.

·         No importa el material. Nunca dejará de ser cruz

¿Por qué la cruz?

·         Porque es símbolo del cristiano.

·         Porque el madero horizontal nos hace hijos y hermanos.

·         El madero vertical nos señala el camino hacia Dios.

·         Porque nos recuerda tanto amor de Dios para con nosotros.

·         Porque es signo de reconciliación

La cruz sana las dos heridas (San Agustín)

“Tenemos que cargar la cruz que tenemos y no otra, y su merito no consiste en la calidad de la cruz, sino en la forma en que la llevamos” (S. Fco. De Sales)

¿Qué es la cruz?

La cruz desde la fe

¿Una cruz que salva de qué?

 

El valor de la cruz

 

¿Te sientes y tienes rostro de ser una persona salvada por Jesús?

¿Eres una persona que condenas fácilmente a los demás? ¿Por qué?

¿Qué es para ti la vida eterna? ¿Qué significa para ti la salvación?

¿Qué representa para ti en tu vida diaria la cruz de Cristo?

¿Hay vida cristiana sin cruz... y sin resurrección...?

Oración después de la comunión

Señor nuestro Jesucristo, tú que nos has redimido por medio de tu Cruz y nos has hecho partícipes de tu Cuerpo y de tu Sangre, concédenos participar también de la gloria de tu resurrección. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.