Evangelio - Historia y Reflexión...

Mi Padre les da el verdadero pan del cielo Juan 6,30-35

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

San Atanasio, Ob. y Dr. Dios todopoderoso y eterno, que en el santo obispo Atanasio otorgaste a la Iglesia un insigne defensor de la divinidad de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, crecer cada día más en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hechos 7,51—8,1 : Señor, Jesús, recibe mi espíritu

Salmo responsorial 30 En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.

Juan 6,30-35 Mi Padre les da el verdadero pan del cielo En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”. Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”. Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”

Recordemos que…

Pan de Dios

Con un grave problema

Jesús es el pan de la vida

La Eucaristía es…

Él está en el pan eucarístico y nos está esperando a todos los que sentimos hambre y sed en nuestras almas.

Somos cristianos raros pues…

De ahí que…

Oración después de la comunión Que tu Hijo, Jesucristo, en cuya divinidad creemos firmemente con san Atanasio nos comunique, Señor, tu propia vida por medio de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

diosbendice1@cantv.net

Caridad ilimitada

Aristóteles en su gran búsqueda de la sabiduría, llegó a la conclusión de que «la virtud está en el medio». No se debe pecar ni por exceso ni por defecto. Así, el hombre valeroso no debe ser cobarde, pero tampoco temerario. Si se quiere ser virtuoso, hay que colocarse a la mitad. Sin embargo, Cristo dijo: morir para vivir, servir para ser el más importante. Una bomba destruyó parcialmente dos iglesias en Irak, luego otra bomba destruyó por completo una mezquita. La respuesta de los fieles católicos sorprendió al mundo: comenzaron una campaña de recolección de fondos para ayudar a la reconstrucción de la mezquita.

Hace dos mil años un puñado de pescadores cambió un imperio romano que nadaba en intrigas y asesinatos. La gente escuchaba que los cristianos eran enemigos del Estado porque eran criminales. Pero cuando los veían, sólo se podía decir de ellos: «¡Mirad cómo se aman!». La caridad era su única arma y con ella vencieron todo un imperio que tenía legiones en todas sus fronteras.

Hoy debemos conquistar un nuevo imperio. Un imperio regido por el egoísmo, la indiferencia, el odio, las guerras, la avaricia. Y nuestra arma no será distinta; será, una vez más, la caridad.

El Papa nos regaló una bella arma: Encíclica Deus caritas est. Dios nos amó primero. DE ahí que no guarda rencor, ayudar a quien nos pone trabas, perdonar a quien nos ofende. Éstas son las armas que debemos usar para vivir nuestra única consigna: «amaos como yo os he amado».