Evangelio - Historia y Reflexión...

Me voy, pero ¡Ay del que va a entregar! Mateo 26,14-25

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Padre misericordioso que para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor…

Isaías 50,4-9 El Señor me ayuda.

Salmo 68 Señor, que me escuche tu gran bondad.

Mateo  26,14-25 Me voy, pero ¡Ay del que va a entregar!En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”

En la oscuridad de la ingratitud

¿Y nosotros qué?

“Las treinta monedas era el precio por un esclavo” (Éxodo 21,32)

El amor no es amado

“El amor no es amado; el amor no es amado” (S. Francisco de Asís) 

 

Oración después de la comunión

Concédenos, Señor, Dios nuestro, creer profundamente que por la muerte de tu Hijo, padecida en el Calvario y anunciada en cada Eucaristía, tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

La Palabra en tu vida.- Dios te ha hablado y su Palabra te pregunta: ¿En algún momento de tu vida también has traicionado a Jesús?