Evangelio - Historia y Reflexión...

Todavía no había llegado su hora Juan 7,1-2.10.25-30

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Día de Penitencia Dios nuestro, que has preparado en tus sacramentos el auxilio adecuado a nuestra debilidad, concédenos recibirlos llenos de gozo y renovar con ellos nuestra vida. Por…

Sabiduría  2,1.12-22: Lo condenaremos a una muerte ignominiosa

Salmo responsorial 33 El Señor no está lejos de sus fieles.

Juan 7,1-2.10.25-30  Todavía no había llegado su horaEn aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos. Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como de incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: “¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene”. Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: “Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”. Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora”

Hay un odio infundado…

Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él” (Mateo 27,42)

Cristo en nuestra vida

Aunque…

AVIVEMOS NUESTRA LLAMA ESPIRITUAL

Cuentan que un rey muy rico de la India tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales. Un súbdito quiso averiguar su secreto.

El rey le dijo: "Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré". 

Al término del paseo, el rey le preguntó: "¿Qué piensas de mis riquezas?"

La persona respondió: "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara".

El rey le dijo: "Ese es mi secreto.  Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera".  Avivemos nuestra llama espiritual. No sólo tendremos mejores relaciones interpersonales, sino que seremos más felices. 

Oración después de la comunión Por medio de este sacramento, que nos señala el paso de la antigua a la nueva alianza, concédenos, Señor, despojarnos de todo lo que es pecado y revestirnos de la santidad de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.