Evangelio - Historia y Reflexión...

Hay otro que da testimonio de mi Juan 5,31-47

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Padre lleno de amor, que nos has concedido la gracia de purificarnos con el arrepentimiento y de santificarnos haciendo el bien a los demás, ayúdanos a permanecer fieles a tus mandamientos, para llegar bien dispuestos a las festividades pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.

Éxodo 32,7-14 Arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo

Salmo responsorial 105  Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

Juan 5,31-47 Hay otro que da testimonio de mi En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí es válido. Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre. El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado. Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios? No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?”

 

Ha Jesús lo juzgan muy mal.

 

Su defensa…

 

Ellos no creen. ¿Por qué?

 

Sólo con la fe se puede ver en Jesús de Nazaret el rostro de Dios.

 

Hay una increencia…

 

¿Nuestros enemigos?

Nosotros, ¿Qué podemos hacer?

·         Todos los tiempos han sido difíciles para la fe.

·         Desde Adán y Eva hay incrédulos.

·         “Tiempos recios” (Santa Teresa de Ávila)

·         No dejarse contagiar por la moda de la superstición. De que vuelan, vuelan.

·         Por eso hay un reto y una oportunidad.

·         Pues si todos fueran creyentes. No se tendría trabajo.

·         Aprovechar para ver nuestras deficiencias. Falta de testimonio.

·         Dar rienda suelta a una conversión evangélica.

 

Ayer se condena a Jesús                                       Hoy se condena a Jesús

+ Quebrantaba el sábado                                  + Nos abraza en Domingo

+ Llama a Dios Padre y se hace igual.                 + Quiere que seamos sus amigos.

+ No se queda en la ley                                    + Su ley es el amor. Perdón

+ Ataca a dirigentes                                        + Sin justicia no habrá paz.

No comprendemos el mensaje de Jesús

 

Paciencia y esperanza

Un pastor tenía dos ovejas y cada una parió un cordero. Durante las noches encerraba las dos ovejas en el corral por miedo a los lobos. Durante el día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros, pero dejaba los corderos en el cotral por lo pequeños que eran. Un día las dos ovejas cruzaron el río y al poco tiempo se desató un temporal con mucha lluvia y el río se desbordó. El pastor en la orilla observaba a las dos ovejas pastar pero que no podían atravesar el río por lo caudaloso. Una de las ovejas se quedó tranquila pastando hasta que bajara el río, la otra comenzó a preocuparse y lamentarse: Esta agua no descenderá y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos moriremos".  La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos". Pero no hizo caso, la oveja se arrojó al agua.  El pastor la miraba impotente desde la orilla opuesta.  La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente, que lo golpeaba contra todas las rocas salientes. Al anochecer bajó el agua y el pastor cruzó el río, ato una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río. Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.

Sin esperanza es imposible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible y la esperanza más hermosa es la que nace en situaciones más desesperantes.  La impaciencia, con la que quieren alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana. 

Oración después de la comunión. Señor, que esta comunión nos purifique de todas nuestras culpas y nos proteja del pecado, para que gocemos de la plenitud salvadora de tu don. Por Jesucristo, nuestro Señor.