Evangelio - Historia y Reflexión...

No he venido a abolir, sino a dar plenitud Mateo 5,17-19

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Te pedimos, Señor, que purificados por las prácticas cuaresmales y alimentados con tu palabra, podamos entregarnos enteramente a tu servicio y perseverar unidos en la oración. Por nuestro…

1 Deuteronomio 4,1.5-9  Poned por obra los mandatos

2  Salmo responsorial. Demos gloria a nuestro Dios.

3 Mateo  5,17-19 No he venido a abolir, sino a dar plenitud En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”

No basta la ley

Recordemos que el mero cumplimiento no salva. Sino esclaviza.

Deuteronomio significa segunda ley, en griego.

Hay que meter la ley en el corazón para darle vida

Nos pide…

Preparación- formación y conocimiento.

De ello depende nuestra entrada al reino de los cielos.

“No se enseña ni lo que se sabe, ni lo que se habla, sino lo que se vive”

Tenemos mala memoria

Cuando nos peleamos con alguien se nos olvida todo el pasado de bien.

Y de inmediato juzgamos por lo que pasó y no por lo que se vivió.

Los pecados nacen de esa mala memoria. Pues no recordamos lo bueno de Dios. “No te olvides de lo que vieron tus ojos” (1era lectura)

Somos lo que recordamos ser.

Gracias a ella no tenemos que reinventar cada día lo que significa vivir.

Para reconocer, admirar y agradecer la misericordia de Dios.

 

La ley de Dios 

Dio a la ley plenitud, pero mirando a la única ley la del amor.

En el amor se cumplen todos los preceptos.

Centrada en ese amor a Dios y al prójimo (Mateo 22,37-39)

El amor está por encima y más allá de toda ley.

Amar es, entonces, cumplir toda ley. 

Oración después de la comunión

Santifícanos, Señor, con el pan del cielo que acabamos de recibir para que, libres de nuestras faltas, podamos alcanzar tus promesas eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.