Evangelio - Historia y Reflexión...

El Hijo del hombre tiene poder para perdonar los pecados Marcos 2, 1-12

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación frecuente de tu doctrina le enseñe a cumplir, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

1 Yo soy el que ha borrado tus crímenes Isaías 43, 18-19.21-22.24b-25

2 Sal 40, 2-3.4-5.13-140 Sáname, Señor, pues he pecado contra ti.

3 Jesucristo no fue primero «sí» y luego «no». Todo él es un «sí» 2 Corintios 1, 18-22

4 El Hijo del hombre tiene poder para perdonar los pecados Marcos 2, 1-12 Cuando después de algunos días volvió Jesús de nuevo a Cafarnaún, corrió la voz de que estaba en casa. Acudieron tantos, que ya no había lugar no siquiera junto a la puerta. Jesús se puso a anunciarles el mensaje. En ese momento le trajeron un paralítico entre cuatro. Pero, como no podían llegar hasta Jesús a causa del gentío, levantaron el tejado de la casa donde estaba, y por el boquete que abrieron, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. Jesús, viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Unos escribas que estaban allí sentados, comenzaron a pensar para sus adentros: ¿Cómo se atreve a decir eso? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús se dio cuenta inmediatamente de lo que estaban pensando y les dijo: ¿Por qué están pensando eso en su interior? ¿Qué es más fácil? ¿Decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados; o decirle: Levántate, toma tu camilla y camina? Pues ahora sabrán que el Hijo de Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados. Entonces se dirigió al paralítico y le dijo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. El paralítico se puso en pie, tomó en seguida la camilla y salió a la vista de todos de modo que todos se quedaron maravillados y daban gloria a Dios diciendo: ¡Jamás habíamos visto una cosa semejante”

Un Dios de los que sufren.

No importa la clase de enfermedad

El Paralítico es…

Mucho cuidado

El pecado nos…

¿Por qué muchos no se confiesan?

 

Muchos me dicen que no se confiesan porque van a tardar mucho tiempo contando. Como si la confesión fuera un recuento de un pasado. Olvidando que lo que le interesa a Dios no es tanto lo que pasó, sino lo que va a pasar de ahora en adelante en nuestras vidas.

 

Cuentan que una vez iban dos frailes caminando por un campo. Al llegar a una quebrada, encontraron a una señorita muy bonita que quería pasar al otro lado sin mojarse; pero no había puente ni posibilidad alguna de cruzar el obstáculo sin meterse al agua; de modo que la hermosa jovencita le pidió a los frailes que le hicieran el favor de pasarla cargada. Uno de ellos no tuvo ningún problema en prestarle este servicio; se la echó al hombro y la pasó con mucho cuidado. Ella quedó muy agradecida y siguió su camino por un rumbo distinto.

El otro fraile se puso furioso y, una vez estuvieron solos, comenzó a reprochar al primero diciéndole que había faltado a sus votos y que estaba en pecado, que había hecho muy mal. El fraile que había cargado a la joven se calló y siguió caminando mientras soportaba los regaños e insultos que el otro profería contra él. Pasada una hora de camino, el fraile escandalizado seguía con la cantaleta y los reclamos. Pasada otra hora, durante la cual siguieron los reclamos y las exhortaciones, el primer fraile no aguantó más y le respondió al otro diciéndole: "Mira, hermano, ya hace dos horas que yo dejé a la mujer junto a la quebrada. El que la ha seguido cargando durante las últimas dos horas eres tú”.

La palabra de Cristo es eficaz y Él sana de verdad las heridas más profundas del alma, nos libera de nuestros males y de nuestras angustias. Nos da vida eterna.

No sólo sanó, sino que perdonó

·         Lo liberó de su culpa. Le quitó el peso psicológico.

·         Lo aceptó como hermano. Veamos a los que salen de la cárcel.

·         Le dio la oportunidad de levantarse.

·         Jesús va a la vida y por eso lo manda a su casa. Hogar. Lugar del amor.

·         Debiéramos invitar a nuestros familiares a buscar el perdón.

 

Un llamado a la comunidad


Dios nos espera en el sacerdote que perdona en su nombre y nos espera en
la Eucaristía presente en cuerpo, alma y divinidad.