Evangelio - Historia y Reflexión...

La gente comió hasta quedar satisfecha. San Marcos 8, 1-10

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Nuestra Señora de Lourdes. Jornada del enfermo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;  escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la angustia o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos,  y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.

Por nuestro Señor Jesucristo.

1 Jeroboán mandó hacer dos becerros de oro. 1 Reyes 12, 26-32; 13, 33-34

2 Salmo Responsorial. Número 105, Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.

3 La gente comió hasta quedar satisfecha. San Marcos 8, 1-10

En aquellos días, se reunió de nuevo mucha gente y , como no tenían nada para comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento lástima de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen nada para comer. Si los mando a sus casas en ayunas, se desmayarán por el camino, pues algunos han venido de lejos. Sus discípulos le replicaron: ¿Dónde podremos conseguir pan en este lugar despoblado para dar de comer a todos estos? Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes tienen? Ellos contestaron: Siete. Mandó entonces a la gente que se sentara en el suelo. Tomó luego los siete panes, dio gracias, los partió y se los iba dando a sus discípulos para que los distribuyeran. Y ellos los distribuyeron entre la gente. Tenían además unos cuantos pescados. Jesús los bendijo y mandó también que los distribuyeran. La gente comió hasta saciarse, y con lo que sobró recogieron siete canastos. Eran unos cuatro mil.
Jesús los despidió, se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Nuestra Señora de Lourdes

Fue el 11 de febrero cuando la Virgen se le apareció a Bernardita, una joven de 14 años en la gruta de Massabielle. Vio una nube dorada y a la Virgen vestida de blanco con un rosario en la mano. Esta aparición se repitió 18 veces.

¿Cuál es la síntesis del mensaje de Lourdes? 

Todos quieren comer. ¿Pero qué?

Verdadera eucaristía…

La misa es…

·         Memorial que actualiza la cena del Señor.

·         Se participa de ella comulgando.

·         Si comemos su carne y bebemos su sangre tendremos vida eterna

·         Ese cuerpo y esa sangre nos une a todos (1 Corintios 10,16)

·         No es una devoción privada o pública. Es un sacramento de amor.

 

 

El pan nos une

Hay mucha hambre de…

Alegría de pensar en los demás

        La Virgen María nos enseña que

La atención a los enfermos es, por encima de todo, espiritual

  1. Dios juez que castiga para purificar
  2. Dios que acompaña, perdona sin pedir nada a cambio. Esto le sana.

ORACIÓN DEL ENFERMO

Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana, mira con piedad a N., que está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu. Reconfórtalo con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la eficacia del dolor para la salvación del mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Hoy, Señor, cuando más me pesa la enfermedad, cuando la vida acelera su ritmo y mi caminar se hace lento, me dirijo a ti confiado.

Necesito encontrar tu apoyo, sentir la presencia discreta de tu amor en tantas personas que se acercan, me ayudan y consuelan, acompañan mis pasos inciertos, y me empujan a la esperanza.

Gracias, Señor, por todos los que se acercan a mi vida. Mis dudas y silencios, mis miedos y mis lágrimas, se han transformado en madurez, adoración, confianza y plagaría. Bendícelos, Señor, con tu amor. Amén.

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

Señor, te encomendamos a todos los que sufren, a los enfermos de nuestra comunidad. Hemos oído su queja y su dolor; sus silencios, su soledad, sus lágrimas… nos enmudecen, nos duelen…, pero en ti ponemos la esperanza.  Su lucha por la vida, o su desesperación, nos impulsan a reflexionar, a descubrir el corazón de la vida…, la necesidad de amar y ser amados. Haz, Señor, que, guiados por tu Espíritu, nos pongamos en su camino y, acompañando su vida, encontremos, juntos, paz y serenidad. Amén.