Evangelio - Historia y Reflexión...

Los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños Marcos 7, 24-30

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Nos acogemos, Señor, a tu providencia que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

1 Porque has sido infiel a mi alianza, te voy a arrebatar el reino. Pero, por consideración a David, le dejaré a tu hijo una tribu Reyes 11, 4-13

2 Sal 105, 3-4.35-36.37 y 40 Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

3 Los perritos, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños Marcos  7, 24-30 “En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa, y no quería que nadie lo supiera, pero no pudo pasar inadvertido. Una mujer, cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él, e inmediatamente vino y se postró a sus pies. La mujer era siria de Fenicia y pagana. Le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Jesús le dijo: Deja que coman primero los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perros. La mujer le replicó: Es cierto, Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños. Entonces Jesús le contestó: Vete; por lo que has dicho, el demonio ha salido de tu hija. Al llegar a su casa, encontró a la niña acostada en la cama; el demonio ya había salido de ella.

San Miguel Febres Cordero

Ecuatoriano, Religioso que pertenece a  las Escuelas Cristianas  de la Salle. De muy delicada salud con pies deformes. Muere de pulmonía en el 9 de febrero de 1910

Canonizado 21 de octubre de 1984

Hay una fuerza muy especial

 

La señora que es muy bella, de esbelta figura, casada de un esposo de buena posición, agente viajero, con una hermosa niña. Él siempre viajando. Ella pretenciosa sin mirar a nadie, sin saludar a nadie. Lo tiene todo y además es bella. “barco grande aunque no ande” Una fría noche se oyen los llantos de una niña. Sus lágrimas van penetrando en las entrañas de los vecinos. Los llantos vienen de la casa de la hermosa mujer ¿Pero cómo ir? La señora es pretenciosa. Pero alguien que no soporta el llanto de un niño decide tocar la puerta. Se encamina con decisión y en nombre de Dios. Al tocar la puerta se abre de inmediato y el rostro de una madre abatida le grita: gracias por venir, mi hija se está muriendo. De inmediato, la vecina, la toma la niña en sus brazos, la envuelve en una sabana y gritando a su esposo la conducen al hospital…

Jesús ante el dolor…

Condiciones para recibir…

·         El mensaje no conoce fronteras. Es para todos.

·         Requisito primordial la fe en Jesucristo.

·         Unir fe con oración, a la vez que ponerse en camino.

·         Es decir confianza y perseverancia

·         Abrirse con mucha humildad a Dios.

Cuantas veces necesitamos de alguien y nos da como respuesta: en este momento no, venga mañana. Pida otra cita, hoy estoy muy ocupado. Eso produce mucha tristeza y se derrumba toda esperanza. Comienza entonces un diálogo interno. ¿Por qué? ¿Si él tiene? ¿Qué tendrá contra mí?

 

 

El cristianismo es una lucha

Se cierra una puerta se abren mil.

Oración humilde y perseverante

Es una oración

Una Iglesia renovada en la fe

 

Un profesor universitario les preguntó a sus alumnos. ¿Dios creó todo? Ellos respondieron Sí. El profesor contestó: Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal existe y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo. Se hizo un silencio. Pero otro alumno levantó la mano y dijo: ¿Puedo hacer una pregunta profesor? Por supuesto, respondió el profesor. ¿Existe el frío?  Sí fue la respuesta. El joven le replicó, pues el frío no existe, pues lo que existe es ausencia de calor. Además agregó el joven. Profesor existe la oscuridad. El profesor dijo, claro que existe. El joven le aclaró. Que no existe, pues lo que hay es ausencia de luz. Por último el alumno le dijo al profesor. ¿Existe el mal? El profesor respondió: Claro que sí. El estudiante lo detuvo y le dijo: el mal no existe, pues el mal es la ausencia de Dios. Por eso Dios no creó el mal. Nosotros lo creamos, al igual que resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz. El profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado. Aquel joven era Albert Einstein.