Evangelio - Historia y Reflexión...

Vieron dónde vivía y se quedaron con él Juan 1, 35-42

Autor: Padre Marcelo Rivas Sánchez 

Web del Padre

 

 

Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra; escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo…

1 Habla, Señor, tu siervo te escucha 1 Samuel 3, 3b-10.19

2 Sal 39, 2.4ab.7-8.8b-9.10 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

3 Sus cuerpos son miembros de Cristo 1 Corintios 6, 13c-15a.17-20

4 Vieron dónde vivía y se quedaron con él Juan 1, 35-42 “En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos y, fijando los ojos en Jesús que pasaba, dijo: Este es el cordero de Dios. Los dos discípulos lo oyeron decir esto y siguieron a Jesús. El se volvió hacia ellos y, viendo que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscan?» Ellos contestaron: ¿Maestro, donde vives? El les dijo: Vengan lo verán. Se fueron con él, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; eran como las cuatro de la tarde. Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio de Juan era Andrés, el hermano de Simón Pedro. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías» (que quiere decir Cristo) Y lo llevó a Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas» (es decir Pedro).

Hay un llamado de Dios

• Dios nos llama a cada uno en particular. Samuel.
• Y así como llama a los discípulos nos llama a cada uno.
• Por ello para ser discípulos de Cristo hay que responder a la llamada de Dios.
• Esto significa:
  1. Escuchando la palabra de Dios
  2. Abrirse a la fidelidad
  3. Y plena disponibilidad ante el Señor.

Dejarnos guiar por el Espíritu Santo

• Para entender lo que es discípulo.
• Ese Espíritu está dentro de nosotros. Hay que descubrirlo.
• Dándole dignidad al cuerpo. Somos templos del Espíritu Santo.

Mucho cuidado con…

• La prostitución. Contamina y afea el cuerpo.
• La idolatría del cuerpo. Metro y retro sexual.
• Comercialización. Vender imagen, postales, almanaques…

Todo mes es lícito. La comida es para el cuerpo y no el cuerpo para la comida.

Ética cristiana del cuerpo

• Somos llamados a una auténtica cristiandad. Sin divisiones. Siempre uno.
• La sexualidad es también religiosa o punto del cristiano. No es simple placer.
• Somos miembros de Cristo (Bautismo) Le pertenecemos.
• Y por eso habita en nosotros. Los limpios verán a Dios.
• Dios en nosotros de forma gradual. Bautismo, comunión, confirmación…

Una persona en gracia reconoce

• Que Cristo es el ungido por el Espíritu, el Cordero de Dios, el Hijo de Dios.
• No se cansará de buscar a Dios. Todos los días saldrá a su encuentro.
• A abrir los ojos, a despertar los corazones y a avivar esa búsqueda de Dios.

Aquí estoy Señor…

• Lo llamó porque acudía al templo. Vivía en el templo.
• Su Mamá era Ana, estéril y logró de Dios el milagro. Su hijo Samuel.
• Dio se vale de: la noche, de aquel momento de dolor, de aquella palabra que te llegó al corazón… Habla Señor, que tu siervo escucha.
• Lo que Dios diga siempre será lo mejor de lo mejor.

 

Entonces, qué le gusta a Dios.

• Toda esa alegría que nos saltan al contemplar la grandeza de Dios hay que traducirlas en obras concretas.

1. Concretarse en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
2. nos quiere a nosotros mismos.
3. Además, de un agradecimiento infinito.

Este es el Cordero de Dios (Juan 1,36)

• Muchos querían apropiarse el ser salvadores del pueblo.
• Ante tanta confusión habían personas desorientadas. Ovejas sin pastor.
• Por eso Cristo se pone al frente como pastor supremo.
• Sin buscar su propio interés, sino el de todos.
• Juan el Bautista lo señala en el río Jordán. Muchos los siguieron.
• Cordero de Dios. Título que implica realeza y poderío.
• En relación con el cordero pascual del libro del éxodo.
• También el cordero mudo que sufre sin decir nada. Pobre de Yahvéh

 

En efecto, Jesús llega por el camino de la Cruz hasta la cumbre de la Gloria. Con la huella indeleble de sus pisadas marca el itinerario, costoso y alegre a la vez, que hemos de recorrer cuantos creemos y esperamos en Él, cuantos le amamos sobre todas las cosas.