Historia de una marioneta

Autor: Manuela González Aguilera

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Esta es la historia de una marioneta; Era esclava en su interior y le ataban todas las cosas de este mundo, hacía la voluntad de otros más fuertes y era incapaz de alzar la voz. Era cobarde, insegura, débil; se escondía en una falsa timidez, así que de esta cosa que era, nadie esperaba que rompiera un plato acostumbrados cuantos la rodeaban a que bailara al son de la música, ¡solo era una marioneta!

Un día, a la marioneta la dejaron caer al suelo, y se hizo añicos. Rota y sin nada, sola no podía arreglar en lo que había quedado convertida; dio un grito, desde la fe llamó a Jesús pidiendo auxilio, invocó su nombre, apenas sin fuerzas le dijo: "Señor, soy un pecador, mendigo soy de Tu Amor, ya no puedo más, levántame de donde estoy". La marioneta tenía roto el corazón y no entendía qué pasaba, no se conocía ni ella misma y desde el suelo se preguntó: ¿Quién soy yo? ¿Quién Eres Tú?

Desde el corazón hablaba con Jesús; como estaba roto en dos, una mitad era la marioneta, la otra mitad creía ella que era Jesús. Y así pasaban largas horas de día y de noche, hablando los dos, día tras día. Todo cuanto le decía Jesús, ella lo iba guardando en su interior, y así, después de un tiempo, sin darse cuenta, la marioneta estaba rehecha y en pié. Se miró en el Espejo que Jesús le había dado en su corazón, y brilló un arco iris de colores.

La marioneta no sabía con qué palabras agradecer a Jesús la transformación que había hecho en ella, pues en ese Espejo ya no era marioneta, tenía un vestido nuevo, era todo Blanco y su envoltura era Amor.
Delante del Espejo, repasó su vida y se dio cuenta que para llevar ese vestido nuevo, tenía que Amar a otros como Jesús le había enseñado: "Amaos como Yo os he Amado". Enviándola a predicar su Mensaje.

La marioneta, desde el corazón, sintió la mano de Jesús que la liberaba, cortando las cadenas, abriendo los barrotes donde el alma había estado prisionera, y le dio Libertad con su Amor . El alma, como una "paloma", empezó a volar, para cumplir la voluntad del Señor: Comunicar su Mensaje de Amor.