Imperialismo cultural en el Internet

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

El Internet se ha convertido en un pasatiempo favorito de muchos niños y adolescentes. Sin embargo, actualmente representa un gran peligro para ellos, si no se le aplican las debidas regulaciones. Recientemente escuché en la radio cristiana una entrevista con un preso, quien confesó haber logrado comunicarse a través del Internet con un niño, a quien después violó. 

La Asociación para el Amor entre Hombres y Niños de Norteamérica o NAMBLA (North American Man-Boy Love Association), que promueve las relaciones sexuales entre hombres y niños, tiene una página en el Internet. Inclusive los usuarios de esta red de comunicaciones por computadora pueden tener acceso a esta página en las bibliotecas de las escuelas del Estado de la Florida. 

En su página, NAMBLA ofrece un boletín cuyo redactor más joven es, afirman, un niño de 11 años. En ella se pueden leer anuncios y pequeños relatos de libros para pederastas. Estos intercambian pornografía infantil y hacen citas con niños utilizando el Internet. Inclusive, muestran fotos pornográficas de niños y se comunican con otros menores a través de los foros de conversación. Cada servicio de acceso al Internet tiene más de 100 foros, muchos de los cuales tratan temas sexuales. Cualquier persona puede tener acceso a estos y otros materiales obscenos. Según los expertos, cuando los pederastas comparten con otros que tienen la misma inclinación, "no se sienten tan solos", y esto los inclina aún más hacia las relaciones sexuales con niños. 

La pederastia, la obscenidad y la pornografía no son los únicos riesgos que presenta el Internet. Hay universidades en EE.UU. que tienen en el Internet las instrucciones para que las mujeres puedan provocarse el aborto en las primeras etapas, utilizando la píldora anticonceptiva y el dispositivo intrauterino o DIU. Inclusive, estas universidades dan en su sitio del Internet los nombres de médicos y clínicas en EE.UU. que dispensan estos abortivos, que el movimiento antivida llama eufemísticamente "anticoncepción de emergencia". 

Hay más aún. Recientemente leí que un policía de Los Angeles, director de la sección de explosivos, culpó al Internet de amenazas de bombas, porque se ha descubierto que un gran número de jóvenes adquieren información de la red electrónica para aprender a fabricarlas. 

El 1º de febrero fue aprobada una ley en el Congreso de EE.UU. llamada "Ley para la Decencia en las Comunicaciones" o CDA ("Communications Decency Act"), la cual exige sanciones de dos años de prisión y $250,000 en multas para los individuos y hasta medio millón para las compañías que produzcan material indecente para menores a través de las computadoras. El CDA dispone que 1) se criminalice la seducción de niños y el acoso en el Internet y en el correo electrónico (por computadoras); 2) se permita el enjuiciamiento de los que usan un servicio electrónico para transmitir material indecente a los menores de edad; 3) se permita el enjuiciamiento de los proveedores de servicios electrónicos si conscientemente producen y distribuyen material obsceno o indecente para los niños; y 4) se apliquen las leyes federales contra la obscenidad, a la distribución de material obsceno a través de una computadora. 

Sin embargo, ciertas partes de la CDA fueron declaradas inconstitucionales por un tribunal federal en el Estado de Filadelfia y también por tres jueces federales del Estado de Nueva York. El 1º de julio el Departamento de Justicia presentó una apelación a estas erróneas decisiones de los mencionados estados, pero el Tribunal Supremo no le dará audiencia por ahora. 

Organizaciones antivida y antifamilia en EE.UU., como la Unión Americana para las Libertades Civiles o ACLU (American Civil Liberties Union); La Mayoría Feminista (The Feminist Mayority, organización feminista proabortista) y la Federación de Planificación de la Familia de EE.UU. o PPFA (Planned Parenthood Federation of America), que tienen material explícito y obsceno en el Internet, también están tratando de impedir la implementación de la CDA. La PPFA es miembro de la Federación Internacional de Planificación de la Familia, Hemisferio Occidental (IPPF\WHR). La IPPF es la organización que más promueve el aborto, la anticoncepción y la "educación" sexual hedonista en todo el mundo. 

Estas organizaciones y los que defienden el "derecho" a ofrecer estas inmoralidades, perversiones y peligros a través del Internet alegan que se trata de proteger la "libertad de expresión". ¿Pero dónde están los límites? Según parece, en EE.UU. al menos, existe más preocupación por proteger la total "libertad de expresión" a través del Internet, que por proteger nuestra propia seguridad o a nuestros niños y adolescentes de influencias nocivas. ¿Es que la red en sí tiene más valor e importancia que las personas a las cuales se supone debe servir? 

El Internet es accesible ahora desde muchos países del mundo, cada día más personas lo utilizan. Trabajamos para proteger nuestro medio ambiente de la contaminación, no tenemos derecho a dañarlo o destruirlo pues lo que hagamos afectará a muchas personas. ¿Acaso entonces tenemos derecho a pervertir a la juventud de EE.UU. u otras naciones? 

La pornografía es una plaga en la sociedad que destruye la dignidad y autoestima de la mujer, comercia con algo tan íntimo y sagrado como la sexualidad, destruye la inocencia de los niños y los pone en peligro de ser víctimas de personas depravadas. Por otro lado, la violencia y el aborto destruyen la vida humana. No existe el "derecho" a presentar estos temas, sobre todo a personas tan vulnerables como los niños por un medio tan psicológicamente poderoso como lo es el electrónico a través del Internet, que entra en los hogares y sobre el cual no se puede ejercer un verdadero control. 

Se ha dicho que los padres que no quieran que sus hijos tengan acceso a esta inmundicia, deben adquirir programas especiales para impedirlo. ¿Por qué hemos de ser nosotros los que estemos obligados a tomar estas precauciones y a pagar extra por ellas? Además, tarde o temprano la maldad humana será capaz de ingeniar formas de contrarrestar el efecto de dichos programas. ¿Y qué sucederá en otros países, donde quizás los padres no tengan acceso a estas tecnologías o no sepan existen? Los que promovemos la cultura de la vida debemos contrarestar estas nocivas influencias utilizando el Internet para el bien de la humanidad.