Jesús y Zaqueo 

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

Lucas 19 (1-9) nos narra el encuentro de Jesús con Zaqueo, un hombre rico que era el jefe de los cobradores de impuestos. Personajes como él eran considerados traidores por los judíos, pues eran empleados de los romanos que oprimían al pueblo judío. Inclusive estafaban a su propio pueblo con respecto al cobro de los impuestos. Sin embargo, a Zaqueo no le importó lo que pensaran los demás de él y subió a un árbol (ya que era de muy corta estatura), para poder ver a Jesús. 

En este pasaje bíblico tenemos otro ejemplo dado por Jesús en su propia persona, sobre cómo aguarda Dios al hijo pródigo que se ha arrepentido y sale a su encuentro. No sabemos si Zaqueo se había arrepentido ya de sus pecados, la Biblia solo nos dice que quería conocer a Jesús. Sin embargo, Jesús, que puede ver el corazón de los hombres, probablemente vió en el de Zaqueo un deseo de acercarse a Dios y hasta una intención de arrepentirse y cambiar su vida. Quizás es por esto que Jesús se fija en Zaqueo, lo reconoce y lo llama de entre aquella inmensa multitud, para darle la buena nueva de que cenará con él. 

La alegría de Zaqueo fue tan inmensa al conocer el amor de Jesús, quien aunque está siendo criticado por haberse quedado "en la casa de un pecador" permanece al lado de Zaqueo, que promete darles la mitad de todos sus bienes a los pobres. Afirma que si le ha robado a alguien, le devolverá cuatro veces más. Zaqueo ha encontrado "la perla de gran precio", y para poseerla, está dispuesto a renunciar a sus bienes materiales. 

Señor Jesús, danos siempre el discernimiento espiritual para reconocer que el tesoro más grande que podamos recibir, es tu presencia en la Sagrada Eucaristía. A través de ella Tú vienes a morar en nosotros, de una manera tan real como cuando fuiste a cenar a casa de Zaqueo.