"Tengo sed" 

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

Jesús acude a la Samaritana y le dice: "Dame de beber" (Juan 3:8). Aquella sed del que es la fuente de agua viva, era una sed del amor de sus criaturas. Dios, que es amor, tiene sed de que le amemos y deseemos su compañía más que a nada en el mundo. San Agustín dijo: "Dios tiene sed de que estemos sedientos de El." 

Señor, le dijiste a la Samaritana: "Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: dame de beber; puede ser que tú le hubieras pedido a a El y El te hubiera dado agua viva". Tú pones el deseo de amarte en nuestro corazón Señor, y a la misma vez lo satisfaces en el alma que se entrega por completo a Ti. 

De nuevo Jesús dice desde la cruz: "Tengo sed". Aquella tampoco era una sed simplemente humana, sino de amor y justicia. ¡Dios mío, tenías sed y te dimos a beber vinagre mientras sangrabas y morías por nosotros en la cruz! Cuantas veces desde entonces has anhelado saciar tu sed con nuestras oraciones, sacrificios y buenas obras, purebas de nuestro amor, las cuales te glorifican; y como respuesta te damos a beber el vinagre de nuestro egoísmo o lo que es peor nuestra indiferencia… ("Si no eres ni frio ni caliente te vomitaré de mi boca"-Apocalipsis 3:16.) 

Señor, Tú eres la fuente de la cual bebemos y saciamos nuestra propia sed cada momento de nuestras vidas… fuente que "brota hasta la vida eterna." Tomamos como el viajero sediento y cansado, y seguimos nuestro peregrinar; y al encontrarte de nuevo en el camino de la vida, presente en nuestros hermanos que sufren hambre, frío, soledad, dolor físico o moral; no te reconocemos y te damos la espalda de nuevo sin calmar tu sed. 

Señor, enséñanos a amarte como lo hizo Santa Teresita de Lisieux, en cuyo corazón tus palabras encendieron una hoguera de amor. Dijo la Santa del "pequeño camino de la salvación": "Las palabras del Jesús moribundo en la cruz ‘Tengo sed', continuamente resuenan en mis oídos y conmueven mi corazón… le daré de beber a mi Dios amado". 

Respondamos al llamado del Señor… y el calmará para siempre nuestra propia sed. "Ya no tendrán hambre ni sed… porque el Cordero será su Pastor, y los llevará a fuentes de aguas vivas". (Apocalipsis 7:16). "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré de beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida". (Apocalipsis 21:6)