La mejor ofrenda 

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

María la pecadora, a quién tanto Cristo perdonó, mucho le amaba. Para demostrar su adoración y agradecimiento por su misericordia para con ella, María ungió la cabeza y los pies del Señor con el tesoro más preciado de su hogar en Betania: un perfume sumamente costoso. El Maestro, leyendo como sólo El puede hacerlo, el corazón de aquella mujer agradecida, silenciosamente dió su aprobación a aquel acto de adoración. (Marcos 14: 3-9) 

Señor, cada vez que hacemos algo por alguno de nuestros hermanos o por nuestra iglesia derramamos sobre ti el pefume de la caridad. ¿Es este perfume el más costoso? Te damos nuestros mejores años de juventud o esperamos a estar en la vejez y cerca de la muerte para entregarnos por completo a Ti? En nuestras ofrendas, ¿damos solamente lo que nos sobra o como dió aquella viuda pobre en el templo, de lo poco que tenemos? 

Señor, ayúdanos a recordar que cada una de nuestras acciones es un acto de adoración a Tu divina persona, presente en nuestros hermanos. Concédenos la gracia de la caridad perfecta para que sin pensar en lo que pueda costarnos, lo demos todo por amor a Ti. 

"Tú no puedes prestarme ningún servicio, pero puedes acudir en ayuda del prójimo. Te he puesto a su lado para permitirte que hagas por él lo que no puedes hacer por Mí. Amale con desinterés, sin esperar de él ninguna recompensa o ventaja. Yo considero hecho a Mí lo que haces a él." Jesucristo a Sta. Catalina de Siena.