El amor de Dios

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

"Al tiempo en que estuvo en Jerusalén por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre viendo los milagros que hacía, pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie diese testimonio del hombre, pues El conocía lo que en el hombre había." (Juan 2:23-25) 

Señor, tú sólo necesitabas posar tu mirada sobre los que se te acercaban, y ya sabías lo que había en sus corazones. ¡Cuánto dolor debe de haber llenado tu corazón al conocer a Judas Iscariote! Aun aquellos que decían amarte te traicionaron o te abandonaron. 

¿Conociste quizás también a los que después fueron tus verdugos? ¿Viste acaso entre los rostros que te rodeaban y te aclamaban cuando hacías tus milagros, a los que después gritaron demandando tu muerte? ¿Cuántos de los que presenciaron tu divino poder, después te consideraron tan sólo un simple hombre al verte clavado en la cruz? ¡Y a pesar de todo Señor, callaste, y seguiste dándote a ellos, curándolos y amándolos. Quiziste así darnos Señor, el divino ejemplo vivo de amor al prójimo, sin limitaciones ni condiciones. Danos las gracias, Señor, para hacer los mismo con todos los que se crucen en nuestro camino, ya sean buenos o malos.