La parábola del fariseo y el publicano 

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

Aquel fariseo de la parábola estaba lleno de orgullo y soberbia por sus supuestas virtudes, sus acciones y actos de devoción a Dios. Pero el mayor error que cometió el fariseo, no fue su falta de humildad, ni aún su soberbia; sino el creer que todo aquello que él ofrecía a Dios y hacía por su prójimo, debía forzosamente ganarle el cielo. ( Lucas 18: 9-14 ) O sea, que daba, no por amor a Dios, desinteresadamente y sin esperar nada a cambio; sino por egoísmo. Carecía de la pobreza de espíritu tan necesaria para llegar a la santidad, y en lugar de confiar y esperarlo todo de la misericordia divina; sucumbió a la tentación vanidosa de depender de sí mismo, más que de Dios. 

¡Cuántas veces, como el fariseo, de veras, nos creemos que podemos "ganarnos" la vida eterna; o que Dios está obligado a acceder a nuestras peticiones, como "pago" a lo que hemos hecho por El! ¡Como si todo el bien que hacemos a los demás fuera motivado siempre, sólo por la mayor generosidad, desprendimiento propio, y pureza de intenciones! 

Señor, ayúdanos a aprender del publicano, su franqueza y humildad en admitir sus propios errores y debilidades; confiando a la misma vez, en Tu misercordia y tu generosidad infinitas.