El valor del sufrimiento 

Autora: Magaly Llaguno

Fuente: Vida Humana Internacional

 

 

"Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas". (Pedro I, 6-9) 

¡Cuán ridículas y aún hasta dementes deben de haberles parecido a los paganos de aquella época esas palabras! ¿Saltar de alegría, en medio de las pruebas, en un momento de dolor y sufrimiento? "Estos cristianos están locos", quizás pensarían. 

Pero lo que no comprendían, y todavía no comprenden los modernos paganos, es que el sufrimiento tiene un valor extraordinario, que fortalece nuestra fe haciéndola que resulte "más preciosa que el oro", y que no será todo en vano, sino que en la eternidad nos regocijaremos "con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto" de nuestra fe, la salud de nuestras almas, la vida eterna en la presencia de Dios. 

Y nuestros hermanos, los primeros cristianos, comprendieron plenamente esa enseñanza, que es una de las más valiosas rocas sobre las que se ha fundado nuestra fe, pues como dice Hechos de los Apóstoles 5:41, "ellos salieron de la presencia del concilio" después de ser humillados y azotados, "gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre de Jesús". Ellos consideraban un honor muy grande, el poder sufrir aquellas difíciles pruebas, y así, en la cárcel, "cantaban himnos a Dios", porque sabían que "las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Romanos 8:18) y que "es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hechos 14:22). 

Señor, Padre Eterno, los actuales cristianos vivimos en una época muy difícil. Haz Señor que recordemos siempre que sólo si estamos dispuestos a sufrir el ridículo, las tribulaciones, las persecuciones por amor a ti y a nuestros hermanos, seremos dignos de entrar en el Reino de los Cielos. Haz que grabemos con fuego en nuestras mentes y nuestros corazones para recordarlas en momentos de tribulación, las palabras de San Pablo a los Romanos (8:28): "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas" – hasta las que tanto les hirieron – "les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." 

Gracias Señor, por todo aquello que nos hirió, por las humillaciones, persecuciones, incomprensiones, injusticias e insultos, porque nos acercan mucho más a Ti, nos enseñan a tener compasión de los hermanos que sufren, y nos proporcionan la gran alegría y el honor de incalculable valor, de seguir los pasos de los primeros cristianos, nuestros hermanos en la fe.