La devoción de Santa Teresa a San José

Autor: Padre Lucio del Burgo OCD

 

 

La devoción a san José no ha ocupado un lugar importante en la piedad de la Iglesia. Incluso después del Vaticano II se ha reducido. Santa Teresa contribuyó considerablemente a la extensión de esta devoción, poniendo todos los medios a su alcance. Ella escribió páginas brillantes que sacaron la figura del padre de Jesús del anonimato y la plantó en la religiosidad popular de su tiempo. Sin duda Teresa marcó un hito en esta piedad de los sencillos.

 

1. No se puede entender la devoción teresiana a san José si no se comprende la religiosidad popular. Esa expresión del pueblo y la gente sencilla, portadores de la revelación de Dios. El Señor se revela a los mansos y humildes de corazón.

 

2. Otra nota característica que nos muestra santa Teresa cuando habla a san José es la experiencia personal. Muy propio de los escritos teresianos. Teresa escribe desde su propia vida y para la vida de sus lectores. Con frecuencia va a recurrir a lo que ha visto y oído en su existencia como creyente y en las personas con las que se ha relacionado.

 

3. Tenía la Santa de Avila 27 años, se encuentra postrada en la cama, no podía andar, a veces se arrastraba por el suelo. Está viviendo en el monasterio de la Encarnación. Sale de la clausura para ser curada. Se recurre a todos los medios posibles en aquella sociedad. Regresa a Avila. Se llega a tal extremo de gravedad que se la da por muerta. Varios años en el lecho, no se podía mover, tenía que ser ayudada por las enfermeras. En estas circunstancias recurre a san José y su vida va volviendo a la normalidad poco a poco. Desde este momento la devoción a san José y su familiaridad con él, va a marcar un hito en su vida. Partiendo de esta realidad escribe Teresa:

“Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. Comencé a hacer devociones de Misas y cosas muy aprobadas de oraciones, y tomé por abogado a san José…; y él hizo, como quien es, que pudiese levantarme y andar y no estar tullida” (Libro de la Vida 6).

 

4. Partiendo de esta experiencia que ha sido tan decisiva en su vida, ella va a recomendar la devoción a san José y su poderosa intercesión. El Esposo de María va a ser un abogado e intercesor en todos los contratiempos. San José será un personaje familiar y entrañable en el hogar teresiano. Los textos que transcribo tienen una fuerza de convicción que han sido citados por muchos predicadores.

 

“”No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer”.

“Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma”.

“A otros parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas”.

“Querría yo persuadir a todos fuesen muy devotos de este glorioso Santo, por la experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera las almas que a él se encomiendan”.

“Sólo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”.

 

5. Teresa fue discreta en sus devociones populares, esta afirmación hay que tomarla observando el conjunto de la cristiandad en aquellos tiempos y el bosque inmenso de oraciones, santos, novenas, rosarios, misas, ángeles, imágenes…a los que se encomendaban los creyentes. “De devociones a bobas nos libre Dios” va a afirmar en el Libro de la Vida.