Ante el número 200

Autor: Padre Lucio del Burgo OCD

 

 

Hace unos años hablando con un carmelita periodista y colaborador de TVE, me decía que los medios de comunicación social son los mejores púlpitos. En una iglesia te puede escuchar un número más o menos grande, los medios amplían tu voz.

 

Es cierto que lo anteriormente dicho se aplicaba a la radio y televisión pero el mensaje escrito tiene una influencia insospechada. Ya lo decía Pilatos: “lo escrito, escrito está”. Lo que uno ha escrito no sabemos su repercusión.

 

Hay una imagen o un icono que no puedo olvidar y que me viene en este momento a la mente: un monje copiando un manuscrito. La aportación humana, cultural y religiosa del monacato fue inmensa. Hubo un tiempo más o menos largo en la Edad Media en el que los monjes fueron los mejores comunicadores por medio de la copia paciente y minuciosa de los manuscritos. Desde la paz y el silencio transmitieron la cultura y la fe. ¡Qué hubiera sido de la cultura europea sin estos hombres contemplativos y amantes de las letras!

 

Junto con el icono del monje sentado y copiando, hay otra imagen muy elocuente: el monasterio. Era un foco de cultura a cuya sombra nacieron las primeras universidades. En los caminos de Europa y en el ambiente monacal nace el arte, la poesía, el pensamiento, el románico y el gótico, la liturgia, el canto gregoriano y la catedral. Todo era palabra que balbucía la Eterna Palabra de Dios. El Camino de Santiago creó, con los medios que hemos dicho, relaciones y lazos entre los países europeos y las diversas culturas. ¿No será que entonces empezaron las bases de la Unión Europea?

 

Y aparece el libro. Es la hora de Guttenberg, tiempos nuevos y de nuevas perspectivas. Nuevos retos para la sociedad y la Iglesia. Erasmo, Lutero, Santa Teresa y Cervantes se sirvieron de la imprenta y del libro. La Biblia se edita en nuevas versiones. ¡Tantos siglos influenciados por la luz de los libros! Todavía no han pasado de moda.

 

Cada momento histórico está marcado por los medios de comunicación. Sin duda la aparición de la imprenta marcó un hito en la historia de la humanidad.

 

Llegamos al tiempo de la informática. Vivimos en una sociedad global. Las nuevas tecnologías no nacen al calor de los monasterios, estamos en una sociedad secular. Nos sentimos a gusto en el tiempo que nos ha tocado vivir. Tenemos que aprovechar los “nuevos areópagos” como decía Juan Pablo II. La luz del Evangelio tenemos que ponerla en las nuevas tecnologías. ¡Es fascinante las posibilidades que nos ofrecen los nuevos tiempos!

 

Con nuestra revista”Iglesia en Almodóvar” llegamos al n. 200. ¡Demos gracias a Dios! Es un grano de arena en el mundo de la comunicación. Las nuevas tecnologías nos han facilitado nuestra labor. Cuando empecé a colaborar mandaba por correo ordinario el artículo escrito a máquina. Hoy el correo electrónico nos da la  posibilidad que nuestras ideas y pensamientos lleguen a su destino de un momento a otro.

 

Nuestra revista ha sido una ventana abierta a la Iglesia de Almodóvar y de toda España. Las líneas que he dirigido “Desde la Otra Orilla” han sido una mirada atenta a la Iglesia en el Nuevo Continente. Con un lenguaje sencillo y popular he querido ofrecer el latido de un creyente que hace suyos los gozos y las alegrías de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

FELICIDADES POR EL NÚMERO 200