Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Una hermosa mañana nos regalas hoy Señor, un sol que aclara toda la faz de la tierra ha salido, para que nosotros podemos observar tu majestuosidad, para que podemos sentir tu presencia y tu poderío, parece sencillo, un astro brillando en lo alto y la tierra se ilumina y se calienta, fácil, si fácil pues definitivamente que nos parece trivial el asunto, porque de lo contrario, al levantarnos aclararíamos tu santo nombre Señor, levantaríamos los brazos a ti y nos postraríamos ante tu grandeza.
Si nos levantamos y comenzamos nuestro trajín del día, sin apreciar y mas aún, sin agradecerte Señor, un milagro tan grande, tan inmensamente grande, pues parece que nos estamos en nada.
Señor, cuanto ser en este mundo también que no tiene manera de apreciarlo, estos ya no porque no quieran, sino porque alguna situación de la vida, los ha dejado sin luz, se les ha truncado el tener una visión clara que pueda observar, todas tus gentilezas, pero sabes, Señor, la mayoría de las veces, esos hermanos (as), te agradecen mas que nosotros, que lo tenemos todo, pues contamos con los sentidos necesarios para apreciar tus creaciones en todo su esplendor.
Cuantos hermanos, que prácticamente tienen un lucha inmensa cada mañana para poder salir de sus lechos, pues quizás, han perdido algo de si, talvez sus piernas un día dejaron de funcionarle, quizás sus manos ya no están con ellos y sin embargo, Señor las levantan, si levantan esas manos que no tienen para bendeciré y para darte el honor y la gloria, por lo mucho o poco que tienen.
Señor quizás otros caídos en un mar de lágrimas, levantan su vista y miran como la mano tuya, se les tiende día a día, momento a momento y recapacitan, y se enervan con autoridad sobre sus vidas, para proclamar que en tu santo nombre todo queda reducido a nada, y que como verdaderos guerreros, saldrán adelante, porque sus vidas, valen mas que las vicisitudes de la vida.
Porque entonces Señor, en otros, en los que estamos mejores, en los que lo tenemos todo, hay tanta  indiferencia, tanta evasión porque Señor ?.
Padre, que bueno que nos tienes paciencia, que bueno que no miras nuestra frialdad, sino que miras lo poco que hacemos para agradarte, que bueno que tu corazón noble y fraterno, no es alcanzada por la cólera o el rencor.
Jesús, mira nuestras pequeños momentos de acercamiento a ti y no mires el mar de distancia que siempre ponemos, por nuestro egoísmo, por nuestra falta de fe, por nuestra carencia de el deseo de conocerte mas íntimamente.
Como hacer Señor, como hacer, para que este mundo revuelto, aprecie como te manifiestas para todos, todos los días, a cada momento, a cada instante, en un pequeño gesto de la naturaleza, en un pequeño correr de un niño que deja ver su inocencia y cubre  la maldad de humanidad, que debería de regresar a ese yo interno, ya ido, pero que con el se fue también la dulzura, el amor y los deseos de estar por siempre contigo.
Oye Jesús, que tal si nos cambias, si entendemos que somos libres y que podemos hacer todo lo que se nos antoje, aunque bien sabemos como dices en tu Palabra, que no todo nos conviene, pero si es que lo vemos, pero sin embargo, damos rienda suelta a nuestros instintos pecaminosos y que a mas luego, nos queda el desierto en nuestra alma, infringiendo dolor y martirio.
Señor, te damos nuestra libertad, porque no somos capaces de administrarla, te entregamos todo nuestro ser y hacer, para que tu reines por siempre en nuestras acciones, en nuestros gesto y sobre todo en nuestro caminar, porque debemos de saber que debemos de dejar un buen camino, porque hay muchos que vienen atrás.
Amén.
Paz y bien.