Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Jesús, querido amigo, a ti sea la gloria, para ti todo nuestro tiempo y nuestro deseo de superación, para ti el honor, la gloria y nuestro total agradecimiento porque durante todos los días de nuestra existencia, persistes en caminar con
nosotros, como los apóstoles que viajaron contigo por el camino hacia Emaus.
Señor, hoy queremos darte gracias pues estamos concientes de que deseas todo lo mejor para nosotros, espiritualmente y en todo ámbito, te damos sanos porque nos sentimos sanos, nos sentimos llenos de ese amor que inunda nuestro ser
y solo viene del producto que emana de ti.
Hoy nos sentimos iluminados y con unos deseos enormes de conversar contigo, de llenarnos de ti, de compartir como quien comparte con el mejor de sus amigos, confidente por excelencia.
Solo tu conoces Señor los sentimientos de cada uno de todos nosotros, tus hijos de oración compartida y comunitaria, solo' Tu divino Señor sabes antes de que conversemos contigo, cuales son nuestras necesidades y siempre estas presto a cumplir a pesar de que muchas veces, ni siguieras alcanzamos a pedirte algo, pues te adelantas a todos nuestros sentimientos y pensamientos.
Es maravilloso observar Señor, como tu obra crece cada día mas y nuestros hermanos se ven siendo producto de un amor incondicional, que es el tuyo, nuestros hermanos comienzan a ser espejos en los cuales, otros hermanos se miran y pueden alcanzar a ver el rostro de Jesús, reflejado en ellos, alabado seas por eso Señor.
Padre Santo, hoy queremos implorarte por todos y cada uno de nosotros, por nuestra fe, por la presencia del Espíritu Santo en todos y cada uno de nosotros, algunos no sentimos que es así, pero a pesar de ello, estas, si estas ahí en sus corazones y solo esperas el momento oportuno para demostrárselo y hacer de ellos un milagro de tus manos.
Quien puede decir Señor que no ha necesitado de tu ayuda para perdonar, para disculpar, para ser humilde, manso y bueno solo tu Señor eres capaz de hacer renacer los corazones, de hacer que respiremos el olor tuyo que se penetre y compenetra con nosotros, con nuestro vivir, Señor, mientras caminamos por esta vida, que nuestros corazones no sean golpeados de tal manera que mas luego no quieran volver a retomar el camino, sino por el contrario, con unos deseos enormes de sacar provecho a cada situación, se vea buscando el momento de saltar de alegría porque hubo una forma mas profunda de comunicación contigo, las heridas bien llevadas son portadoras de una paz interior que Tu vas transformando en salvación.
Amen.
Paz y bien