Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Como amaneces Señor, que haces ?, viendo y admirando tu creación, la obra de tus manos, las maravillas que creaste cuanta naturaleza verdad, tanto ser viviente sobre la tierra que elevan hacia ti, la alabanza y la gloria, como reza el Salmo 8 hasta las aves del campo y los peces del mar, todo lo que vive admira tus maravillas.
Y nosotros ?, perdónanos Señor, que muchas veces nos levantamos, salimos de nuestros lechos a la carrera, hacemos una y otra cosa de prisa porque ya nos tomo desprevenidos el tiempo, y salimos a la calle en nuestra misma carrera y llegamos a nuestros centros de trabajo y nuestro espíritu sigue en agitado por el paso del tiempo que nos aplasta y Tu ?, Señor.
Nos diste la oportunidad de abrir los ojos, de movernos, nuestras articulaciones, si una la otra, todo nuestro ser se mueve, porque será ?, acaso obra del destino ?, tal vez por azar, puede ser que estemos automatizados y solo nos conectamos y ya podemos caminar, tomar las cosas con nuestras manos, será ese nuestro pensar ?, no, bueno quien sabe, porque a lo mejor no lo pensamos, pero a como actuamos es como si sintieras eso, que somos únicos, que somos lo máximo y hacemos todo a nuestro antojo.
Que inocencia la nuestra verdad Señor, por no decir otro termino, que poco amor nos tenemos a nosotros mismos y a Ti, pues si somos hechos a tu imagen y semejanza, salimos de prisa, andamos de prisa, regresamos de prisa y volvemos a empezar y siempre de prisa, nuestro corazón ?, nuestra alma ?, si así de prisa fuéramos Señor para llegar hasta ti de rodillas y pedirte  perdón, de clamar por tu misericordia, por todas nuestras infidelidades, cuanto amor y cuanta bondad Señor para con nosotros y en cambio, que recibes, la mayoría de las veces como Judas, vendido, si, vendido porque nuestro actuar hace lo mismo que hizo Judas cuando recibió las sucias 30 monedas, y nosotros, la humanidad, por cuantas monedas te vendemos, diariamente al mejor postor, te ignoramos, te despreciamos, te ocultamos, porque si nos hablas como en esta oración, entonces nos incomodamos y nos hacemos los desentendidos o mas aun, nos ofendemos porque Tu vienes a reclamar de una manera sutil y bondadosa, el lugar que por excelencia es tuyo.
Señor Jesús, Padre Santo y bueno, perdona nuestra indiferencia y regalanos un corazón blando y puro para que pueda sentir cuando tu mismo respiras dentro de nosotros, cuando tu mismo, llegas hasta las profundidades de nuestro interior y nos llamas a la conversión y al arrepentimiento, dadnos Señor la sabiduria para poder apreciar en donde esta el tesoro escondido que es y siempre a sido para nosotros, dadnos un alma buena y pura que siempre mire en donde esta la fuente que le mantiene con vida y caminando hacia el momento definitivo del encuentro contigo.
Amen 
Paz y bien.