La vida es riesgo
Autor: Padre Llucià Pou Sabaté
En el libro-testimonio de Eva Perea "Cambio
de rumbo. Atrévete a ser
tú mismo", aparece Juan, importante abogado que
a los 40 se dedica a
lo que le gustó desde pequeño, la doma de
caballos; cumplía con las
expectativas de los demás, pero no con las
suyas: "¿es esto todo lo
que puedo esperar de la vida?", se preguntó. Se
habla también de
María: era recepcionista, cuando un cáncer le
cambió la vida, y se
propuso "no volver a malgastar más tiempo en
quemar una vida sin
sentido" y montó su propia mercería, que era lo
que le llenaba. Sale
Cris Stewart (antiguo miembro del grupo rock
"Génesis"), que vive
ahora con su mujer en un cortijo de
Leí de Juan, al que despidieron por un error, una imprudencia ante un cliente que puso una fuerte reclamación a la empresa. Juan se encontraba en la calle, casado y con un niño. ¿Qué haría? ¿Es el azar, el destino, lo que provoca el cambio de tercio en la vida? Juan pensó que nunca le había gustado su trabajo, soñaba en cambiar pero el miedo siempre le paralizó: la hipoteca, su mujer e hijo… Así que consideró el cambio, no como una pérdida, sino la oportunidad de ganar. Invirtió en un negocio que soñaba, y le fue bien. Juan se preguntó: ¿Qué haría si no tuviera miedo? Empezamos a cambiar cuando somos capaces de reírnos de nosotros mismos, de lo que hacemos mal y de nuestra situación pasada o actual, de nuestros miedos, una terapia con efectos terapéuticos. Cambiar puede significar la misma vida, pero con libertad de espíritu, eligiendo nosotros. O bien lo que vemos en noticias de ejecutivas importantes que dejan todo su futuro profesional para dedicarse a algo que de verdad les llena: ser madre y ama de casa; vencedores de importantes cargos ganados por oposición, que una vez conseguido el objetivo descubren su vocación al sacerdocio, o a ser monja de clausura… cuando la persona descubre el amor, lo que de verdad es vida. El amor nos hace desembarazar del miedo -es algo enigmático y revelador- "y libertar a cuantos por el temor que tienen a la muerte (por analogía: al sufrimiento, angustia, inseguridad…) estaban sometidos de por vida a la esclavitud" (Hebreos 2,15).