Las manos de Dios

Autora: Kary Rojas

Libro: Alfarero rompe mi barro...

 

 

Manos que dan vida, crean, construyen... 
Manos que acarician, sostienen, guían... así son las manos de Dios... 

Manos del alfarero que modela la obra, le da forma, pule sus imperfecciones, plasma en ella su imaginación... 

Manos que reparan la pieza partida, cura toda las heridas, transmiten amor... 

Manos que bendicen, protegen, acogen, enjugan el llanto, calma el dolor...
Son las manos perfectas de Dios nuestro creador... 

Y creándonos a su imagen y semejanza, de manos Dios nos dotó, para seguir su ejemplo, y transmitir con nuestras manos el amor... 

Nuestras manos son semejantes a las de Dios, si logran construir, crear, guiar, trabajar... 

Al crearnos Dios escribe nuestros nombres en la palma de su mano, para protegernos, bendecirnos y velar por nosotros siempre. 

No debemos soltarnos nunca de las manos de Dios, aunque nos sintamos perdidos, aunque nuestros corazones se sientan heridos, nada puede apartarnos del amor de Aquel que nos creó. 

Somos barro dócil en las manos de Dios, El nos da forma, sopla en nosotros su espíritu, nos dota de sentimiento y razón... 

Con sus manos pule nuestras imperfecciones, rompe la figura, empieza de nuevo su más perfecta creación... 

Como duele sentir que se rompe nuestro barro, pero nada temo, estoy en las manos de Dios... 

Y las obras de cada día, nuestros afanes, nuestra oración; alcanzan su mayor plenitud, si desde el principio las depositamos en las manos de Dios... 

¿Por qué temo caminar sobre el agua, si me sostiene la mano de mi creador? 

¿ Por qué a veces me lleno de angustia, si me abandono en las manos de Dios?

Sus manos no son como aquellas sin ningún rasguño, protegidas por guantes, sin ser jamás tocadas por el polvo o el sudor... 

Sus manos, tienen rastros de aquella cruz de manera que sobre sus hombros cargó; y en la palma aún se ve la huella de aquellos clavos que las perforó... 

Las manos de Dios son ejemplo de trabajo, por los años que en la carpintería trabajó, así como conservan la fuerza de aquellas redes que una y varias veces al lago lanzó... 

Así son las manos de Dios, manos que bendicen, sanan, dan vida, liberan, expresan la más grande ternura y amor. 

Son las manos que modelan mi barro, me dan forma y figura, me muestran el camino por donde voy... 

Y tus manos? Como son? Acaso conservan la huella de Dios? O son manos que destruyen, como la de aquellos hombres que no siembran, sino que arrancan lo que otro sembró... Manos que golpean, hieren, hunden, separan al hombre de su creador... 

Manos que esclavizan, se alejan del trabajo, evitan cualquier dolor... esas son las manos del hombre que se esconde del amor de Dios... 

Extiende tu mano a Aquel que te creó, no te sueltes de su amor, aférrate a sus manos, déjate modelar por Dios, nuestro Padre creador. 

Rompe Señor mi barro con tus manos alfareras, y reconstrúyeme con tu inmenso amor.