El espejo

Autora: Kary Rojas

Libro: Almas gigantes

 

 

Definir el espejo, sería decir: objeto en el que nos vemos, nos descubrimos, nos reflejamos, frente a él sabremos cómo realmente estamos, apreciaremos los dones que Dios nos ha regalado. 

Espejo es sinónimo de verdad, conocimiento, autenticidad, autoestima, seguridad. Todo depende de si realmente le sabemos utilizar.

Pero la realidad es otra, buscamos el espejo, para intentar descubrir lo que ven en nosotros los demás... si esa ropa nos queda bien o mal, si el peinado está bueno, si realmente somos como ahí nos vemos; por eso muchas veces, no sintiéndonos conformes con lo visto, preguntamos a otros, ¿qué es lo que realmente ellos ven, coincide con lo que hemos dicho? ...

En la historia de Blanca Nieves, la bruja sintió frustración, cuando el espejo le dijo: La bella no eres tu, hay otra mejor... Quizá esa visión que ahí se reflejó, más que su propia opinión, era el concepto que el mundo a su alrededor emitió...

En mi vida, por ser diferente, al contar con una apariencia que se sale del patrón de normalidad que se ha estipulado; al descubrir que era demasiado pequeña, porque mi cuerpo no crece demasiado, al sentir sobre mí mil miradas de curiosidad, risas, y muchas emociones más, empecé a encontrar en el espejo, la imagen de un ser diferente, con una figura graciosa, que tal vez no encajaba en una sociedad que se fija en las apariencias, que vive del qué dirán... Mirarme en el espejo significaba, experimentar tristeza, frustración, soledad, sentirme fuera de este mundo, verme anormal... La moda no me acomodaba, ni siquiera tenía derecho a amar... y por donde caminaba, la atención me robaba, pero solo sentía sobre mí, que los demás me observaban por ser diferente, por verme chistosa al caminar; también por mis esfuerzos para poder alcanzar lo que la humanidad muy en alto quería acomodar. Se derrumbó mi autoestima, quería ser como los demás, le cogí miedo al espejo, no me veía a mi misma, sino lo que de mí veía la sociedad. Me era imposible creer que un Dios que todo lo había hecho bien y habiendo derramado en el ser humano su perfección, hubiera hecho personas como yo, con alguna limitación.

Pero dentro de mí siempre ha existido, una fe que mueve montañas, y tuve a mi lado, a un fabricante de sueños, que alimento siempre en mí la ilusión. Descubrí que aquellos a los que quería imitar, tenían al espejo como la opción de descubrir lo que veían de ellos los demás... Muchos no estaban conformes con su apariencia, se esclavizaban de la moda, se rendían ante la primera dificultad...

Aprendí que la perfección de Dios en mí estaba en todo lo que con mi vida podía transformar en los demás... Mi música alegraba los ambientes, mis letras hacían reír y llorar, mis palabras devolvían la esperanza, mi alegría sincera, iluminaba la vida de muchos más. 

Me acerqué de nuevo al espejo y me pude ver como era de verdad; mis pequeñas piernas torcidas sostenían mi pesado cuerpo, me llevaban de un lugar a otro, yo podía caminar... Mis manos tal vez muy pequeñas, daban vida a notas y letras, le daban forma a los sentimientos a través del arte, inspiraban seguridad. Mis sentidos me permitían descubrir el maravilloso mundo, que nuestro Dios nos ha sabido regalar. Mi ser y hacer se hizo fortaleza, más que diferente, me hacía especial... las miradas de la gente ya no son de compasión, sino de admiración y mucho más. 

Ahora cada vez que veo el espejo, elevo una oración de acción de gracias al Creador, por haber pensado en mi de manera singular... Descubrí que me hizo pequeña, para a través de mí, muchas cosas grandes demostrar. He descubierto en él, un instrumento que me ayuda a verme, conocerme, aprender a amarme cada día más... contemplar los dones que Dios me ha regalado, ponerlos siempre al servicio de quién los ha de necesitar... SÉ POR FIN, QUE CREZCO EN LA MEDIDA QUE HAGO CRECER A LOS DEMÁS... HE AHÍ LA PERFECCIÓN DE DIOS EN MI... 

No te veas en el espejo con los ojos de los hombres que miran solo las apariencias y las limitaciones; intenta verte como lo haría Dios, descubre en ti, su grandeza y su perfección...