Al caído, caerle...

Autora: Kary Rojas

Libro: Almas gigantes

 

 

Todos tenemos momentos difíciles en nuestra vida, de hecho, el vivir, es eso, un camino que recorrer, con toda clase de terrenos... que nos lleva hacia nuestro sueño...

Siempre he analizado las reacciones de los seres humanos ante alguien que se equivoca, cae o hace algo mal; se le juzga por ello, se le deja solo, se le saca todos los demás defectos; En otras palabras: “Al caído, caerle”... 

Conozco casos de personas que gozaron de prestigio social y buena posición económica, en esos momentos estuvieron rodeadas de muchas personas; pero, al fracasar en algo y perder lo material, quedaron solos; con algunos pocos, que quizás lo hacían por lástima y otros más escasos, tal vez si lo hacían por Amistad... 

Hay personas que han sido admiradas, el cargo que desempeñan, es de ejemplo para la sociedad; pero al caer, fallar, al actuar humanamente y dejar ver su fragilidad, o simplemente cambiar de camino; son pisoteados por aquellos mismos que lo admiraron, y su caída, va de boca en boca, pisoteándole su dignidad...

Y que decir del mismo Jesús, un día es recibido como Rey, es buscado cada vez que se necesitaba un milagro de El; y no falló, no se equivocó; pero cuando fue juzgado, cuando fue humillado por aquello que no le veían como Rey; todos los demás le abandonaron y hasta le crucificaron... 

Esa es tal vez la parte cruel del ser humano, nos destruimos unos a otros, ni siquiera los animales se destruyen entre su misma especie... pero muchos de nosotros nos volvemos insensibles al dolor humano, juzgamos, criticamos, pisoteamos; y no nos damos cuenta que también somos frágiles, que cometemos mil errores, y que algún día, tal vez seremos tratados igual... 

“Quien esté libre de pecado tiré la primera piedra”... es la voz del Evangelio que nos invita a reconocer nuestras debilidades, para poder aceptar las fragilidades de los demás... eh ahí nuestra humanidad; todos tenemos derecho a equivocarnos y empezar de nuevo... 

El valor de la persona va más allá de sus errores y debilidades; aún sus luchas, sus sueños, el amor que da; sobrepasan la naturaleza de su barro, porque en ello está la Divinidad, en la fuerza de su espíritu, en su sencillez y humildad, en el reconocerse pecadores, en saber buscar su verdadero camino, su realización personal... no se trata de ser y hacer lo que el otro espera que seamos y hagamos; se trata de hacer realidad el sueño de Dios en nosotros, de construir Reino desde nuestra vida, desde nuestra propia humanidad... Eh ahí nuestro fin último.... eh ahí nuestra Paz...