Dios, inmensidad de amor

Autor: Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R. 

Correo: delriolerga@yahoo.es

 

 

De la idea o imagen que se tenga de Dios dependerá el acontecer, comportamiento o desenvolvimiento de la vida en cada quien. Si se piensa en un Dios que está en la estratosfera, por lejano, no interesará. Si se piensa en un Dios omnipotente, por lo mismo, la relación con Él será fría, distante o, simplemente, aseada o educada. Si por el contrario, se piensa en un Dios que es Amor, la relación será cercana, confiada, filial, cálida, en una palabra, de Amor.

Dios es Amor. Sin intentar dar una definición, porque Dios no cabe en una definición, San Juan no encontró expresión mejor para la comprensión de Dios que decir: Dios es Amor.

De Dios también decimos que es Trinidad. Pero entramos en el Misterio, sobre todo, si queremos meter a Dios en la cabeza. Dios no cabe en la cabeza de los humanos. Dios cabe sólo en el corazón.

Querer acercarse a Dios con la cabeza es perder el tiempo. A Dios se le entiende con y desde el corazón. Dios es Amor. Sobran los esquemas intelectuales. Las razones del corazón son siempre más certeras.

Cuando nos acercamos a Dios con el corazón estamos dando pasos agigantados hacia el Dios gozosamente adorado y vivido. Dios es Amor.

La diferencia entre la cabeza y el corazón, metafóricamente empleados estos términos, es que la cabeza, léase la razón, sabe de leyes. El corazón sabe de Amor.

Los humanos nos empeñamos en implantar leyes y más leyes. Llenamos la vida de leyes. Nos falta corazón.

Las leyes, en el fondo, delatan un complejo de inferioridad, que se sublima en el poder. El poder se sostiene en la ley. Son las leyes las que avalan el poder. De ahí que surjan tantas leyes, todos los días, y desde todas latitudes. La Iglesia abunda en leyes. La política abunda en leyes. Pero la única ley válida, universalmente válida, es la ley del Amor. Dios es Amor.

¿Por qué hay tantas y tan diferentes religiones? Porque se sustentan en las leyes, en la fuerza de las leyes. Las divergencias señalan la falta de unidad. El Amor está en la unidad. Dios es Amor.

Las leyes no sólo normatizan, también atemorizan y esclavizan. Y una religión de leyes lo único que consigue es crear una fábrica de ídolos, falsos dioses. Pero Dios es Amor.

Cuando el acercamiento a Dios se produce por la fuerza del miedo, se cae en la magia. La fe es lo contrario de la magia.

Desde la fe cristiana llega el acercamiento al Dios verdadero que, más allá de que sea una Trinidad de Personas, misterio inabarcable para la mente humana, Dios ante todo y sobre todo es Amor.

Adorar a Dios “en espíritu y verdad” como señaló Cristo, es adorarlo desde el Amor, en Amor y por Amor. Dios es Amor.