Domingo XXVI del Tiempo Ordinario, Ciclo C

El rico epulón y el mendigo Lázaro

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

La parábola no le pone nombre al rico, pero la tradición de la Iglesia le llama "epulón" por la vida regalada con que se le describe: "Se vestía de púrpura y lino y baqueteaba espléndidamente, cada día"

Y el mendigo se llama Lázaro, que significa "Dios ayuda" Es un pobre de solemnidad. "Estaba echado en el portal, cubierto de llagas" 

La Parábola describe: 

- La distinta situación del pobre y el rico. Uno tanto y otro tan poco. La total indiferencia del rico. Solo los perros se le acercan al pobre.

- El cambio de escenario en que se encuentran los dos, después de la muerte, contado con imágenes del A. T. Lázaro despierta en el seno de Abraham. El 

rico sufre de sed en el infierno. Un abismo separa a los dos mundos.

- El diálogo del rico con Abraham. La súplica angustiada, la incomunicación entre el cielo y el infierno, la petición de ayuda para sus hermanos.

La parábola explica la sentencia del Domingo pasado: "Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cundo os falte os reciban en las eternas moradas"

QUE NO ES Y QUE ES LA PARÁBOLA 

- No es una descripción de como se desarrolla la vida en el mas alla. No lo pretendió el Señor. Toda la descripción esta hecha con la teología de los viejos Profetas. Hay otras paginas del Evangelio para explicar el mas alla.

- Tampoco es una palabra de consuelo para los pobres. Algo así como una invitación a la resignación, que de pie al dicho marxista que: "la religión es el opio del pueblo"

- Es una llamada del Señor a saber usar de los bienes de este mundo. Una invitación a compartir. La Parábola se puede entender como una glosa a la Bienaventuranza : "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo" 

(Lc 6. 20- 24) 

TRES PUNTOS PRÁCTICOS DE LA PARÁBOLA 

1.- Ojo al riesgo de no identificarnos con el rico. La parábola lo describe con tal magnificencia. Amos, en la primera lectura, acentúa la riqueza de "los que duermen en lechos de marfil... os ungís con los mejores perfumes" que tal ves pensamos que eso es para esos prepotentes del dinero a manos llenas.

La parábola es una llamada a todos, porque es una invitación a compartir. 

Si el mundo se divide en ricos y pobres - división siempre relativa - desde nuestra posición socioeconómica, tendríamos que preguntarnos todos ¿Que puedo compartir? ¿Quienes son los Lázaros que me necesitan? 

2.- Atención a los pecados de omisión. El rico no maltrató al pobre. Lo ignoraba. No hizo nada por él. 

Cada día pedimos perdón en la Misa, también por los pecados de omisión. por no hacer aquel bien que podríamos hacer.

Que distinta seria la vida, si cada uno ponemos lo mejor que tenemos al servicio de los demás. Dar, florecer, compadecer, ayudar, compartir, acompañar... y sin pasar factura, sin esperar nada a cambio... es la ley común de la vida cristiana. Somos seguidores de uno que se llama "Amor" y ha querido hacer de su vida un regalo permanente.

3.- La Fuerza de la Palabra de Dios. El rico asustado, quería visiones, apariciones, muertos que resucitan, que sacaran de su ignorancia a sus hermanos. "Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen" fue la respuesta de Abraham. Nosotros tenemos, cada Domingo y siempre, la Palabra de Jesús. Ojalá la sepamos escuchar. Ella nos pone siempre en el camino de los otros. 

Queridos hermanos de la lista. La historia del Rico Epulon y Lazaro se repite constantemente, en nuestra vida diaria, vivimos en ocaciones tan preocupados por aquello que no tenemos... que no valoramos lo realmente valioso que si tenemos... el amor de nuestros seres queridos.. la comunion fraterna con nuestra comunidad... etc... hagamos juntos un verdadero tesoro el de la solidaridad y el compromiso constante de velar los unos por los otros y asi desde nuestra esperanza compartida mostrar al mundo .. que seguir a Cristo Vivo vale la pena.

María Madre del amor hermosos enseñanos a decirle Si cada día al Señor que vive en el mas pequeño de nuestros hermanos. 

Con mis pobres oraciones.