Domingo III del Tiempo Ordinario, Ciclo A

"Que todos sean uno..."

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

Comienza la actuación pública de Jesús, recorriendo la Galilea, la tierra menos religiosa de Israel. Así se está cumpliendo las palabras de Isaías: 

"El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz..."

Jesús hace un sermón corto y vibrante como un telegrama o en nuestra época un e`mail: "Convertíos por que esta cerca el Reino de los cielos"

Así Jesús fue preparando a la Iglesia, que nacería el día de Pascua, con el encargo misionero: "Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura"

La Iglesia que es una continuación de Jesús, el Cristo vivo de hoy, desde el comienzo está marcada por dos características:

- Universalidad. Tiene que llegar a todos los hombres. El mismo día de Pascua los Apóstoles se dispersaron por todos los caminos. Hoy se reza al Padre en todas las lenguas de la tierra.

- Unidad. Por voluntad de Jesús tiene que ser Una: Única y unida. 

"Un solo Señor, una sola fe, un sólo Bautismo..."

EL DIFÍCIL CAMINO DE LA UNIDAD

A pesar de la Oración de Jesús en la Ultima Cena: "Que ellos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17. 21) Y de que "Murió para reunir a los hijos de Dios dispersos por el pecado" (Jn 11. 52) la ruptura ha sido un hecho desde los primeros tiempos. 

Hoy San Pablo, en la Carta a los Corintios se duele de la división en esa Iglesia que él había evangelizado: "Poneos de acuerdo y no andéis divididos. Andáis diciendo: "Yo soy de Pablo, yo de Apolo..." ¿Esta dividido Cristo?

La unidad deseada por Jesús, por mil causas de un tipo religioso, político, geográfico, cultural, se ha ido rompiendo a través de la Historia.

- En los s. IX - XI fueron las Iglesias de Oriente. Surgió la Iglesia Ortodoxa separada de Roma. En los años 60s, Pablo VI y el Patriarca Atenagoras IV mutuamente levantaron las excomuniones que pesaban sobre ambos, y algunas fracciones del rito Ortodoxo han aceptado el primado de Pedro 

- En el s. XVI con el Protestantismo vino la ruptura de la Iglesia en Occidente. Protestantes, Anglicanos, se convirtieron en Iglesias separadas de la obediencia al Papa, desde el Concilio Vaticano II, abrió un puente entre nuestros hermanos separados.

El dolor de la separación se siente fuertemente en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Cada Comunidad Cristiana tiene su horario particular. No cabe la deseada Eucaristía común.

MOVIMIENTO ECUMÉNICO 

Desde hace muchos años y sobre todo desde el Concilio Vaticano II en la Iglesia vamos buscando, iniciativas, esfuerzos, oraciones comunes la búsqueda de la Paz en un mundo enfrentado, la búsqueda de nunca mas la guerra en nombre del Dios de la Paz, desde la Unidad. 

Estamos celebrando la semana de la Unidad, que es una invitación a todos los que creemos en Jesús, para hacer vivas las palabras del recordado Juan XXIII "Es más lo que nos une que lo que nos separa" y orar juntos, haciendo eco eclesial a las palabras de Jesús: 

"Que todos sean uno"

Queridos hermanos, en la vida diaria, tenemos que buscar esos gestos y actitudes de Unidad, no ahondar la brecha que parece separarnos sino hacer mas fuerte lo que nos identifica y nos une Xtó Jesús. Que practiquemos la ascética de comunión en actitudes, palabras, gestos, en todos los detalles de la vida. 

María que es la Madre de Cristo y Madre de la Iglesia, es la Madre de la Unidad de sus Hijos.

Con mis pobres oraciones