Domingo XXII del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Dios mió, ten piedad de mi, pues sin cesar te invoco. Tú eres bueno y clemente y no niegas tu amor al que te invoca”

Autor: Padre José Rodrigo Cepeda

 

 

1ª Lectura: Eclesiástico 3, 19-21. 30-31
Salmo: 67
2ª Lectura: Carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24
Evangelio. Según San Lucas 14, 1. 7-14

“Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazon”

Humildad y Generosidad

Jesús es siempre maestro. Y aprovecha todas las circunstancias para darnos su doctrina. Unas veces lo hace con grandes discursos, otras al hilo de los acontecimientos, siempre, con la ejemplaridad de su vida. Y en todo momento, con sus enseñanzas, nos pone en el camino de la mejor humanidad.

También hoy lo invitan a comer, para espiarlo, precisa el Evangelio. Y Él advierte en los invitados dos actitudes que no le gustan: buscan los puestos de honor en la mesa y si invitan es porque esperan agradecimiento a cambio.

Esta doble actitud, le da pie para hacernos reflexionar a los invitados a su Mesa Eucarística, a que vayamos por la vida con un talante distinto: Sencillos y generosos.

“El que se enaltece será humillado”

“Cuando te conviden Vete a sentar en el último puesto, para que cuando véngale que te invito, te diga: Amigo, sube más arriba”

La humildad es una virtud difícil. La vida social es una feria de vanidades. Y la lucha de cada día esta exigiendo una competencia tan fuerte, que la modestia tiene poco lugar y uno engorda sus merecimientos casi sin darse cuenta de ello. Hasta en la esquela nos gusta engrandecerle buen nombre del difunto. En este mundo nuestro es muy importante el ropaje, la imagen, la agresividad con que nos presentemos en la vida, incluso pisoteando y despreciando a los demás si interfieren en nuestros malos pasos, pues casi siempre atrás de esta vana gloria, hay algo turbio, que no es trigo limpio.

Y en Evangelio de hoy, el Señor nos invita a la sencillez como actitud dominante de la vida. “Vete a sentarte en el ultimo puesto”

Santa Teresa la de Ávila nos dijo que: “La humildad es la verdad” No se trata de bajar la cabeza tímidamente, diciendo que no valemos, eso seria malinterpretar el Evangelio que dignifica al hombre no lo minimiza. Solo nos hace ver que es sumamente importante valorarnos como somos y ser capaces con toda humildad, de decir sencillamente como Santa Maria: “El Señor hizo en mí maravillas” Aceptarnos como somos, en lo bueno y en lo malo. Y saber reconocer, sin ninguna envidia, que hay gente estupenda en mi entorno, que siempre habrá quien tenga otra cualidades mejores que las mías, el reconocerlo no me hace inferior, me permite abrir la puerta de mi conocimiento para adquirir lo que no poseo, siempre con sencillez y humildad.

Y que bien se vive con la gente sencilla. No hay mejor talante de acogida, que el de las personas que se sienten pequeñas. Y que agobio convivir con los “importantes” que ponen su súper “Yo” por delante y no dejan de hablar de la cantidad de medallas que llevan en su pecho.

Jesús nos invita hoy a hacer de la verdad y la sencillez el encanto de nuestra vida. Y que la humildad nos brote de dentro, desde la ingenuidad del corazón, que todo lo bueno lo reconoce y lo agradece como don del Señor.

“Cuando des un Banquete invita a los pobres…”

“Dichoso tú, por que no pueden pagarte” otra actitud difícil y necesaria en nuestro mundo, que todo lo quiere convertir en dinero: la generosidad, el dar a fondo perdido.

Es verdad que hay gente maravillosa, que sabe ir por la vida desgastándose en generosidad. Yo conozco a muchos, y crece cada día mas la lista de voluntarios de todas las causas nobles de este mundo, hoy que tanto se nos habla de la consientizacion de salvar al planeta, poco nos damos cuenta de que el imperativo mayor es salvar a la humanidad que habita el planeta.

El Cristianismo, que quiere hacer del amor a los más desfavorecidos la ley de su vida y que se mira en la persona de Jesús, que “paso por la vida haciendo el bien” será siempre escuela de lo gratuito, de lo generoso, de la grandeza de corazón.

Si hoy clavamos bien en el alma esta doble actitud de la humildad y la generosidad, no solamente seremos mas felices, sino que haremos un poco mejor este mundo, que campa por el egoísmo y la corrupción en todos sus detalles.

La ultima Palabra.

Es para agradecerles sus cometarios que me motivan a seguir compartiéndoles estos trozos de vida vivida y compartida; a partir de estas fechas se intercalaran los comentarios dominicales con los de otro hermano sacerdote, mis reflexiones sin embargo seguirán publicándose cada domingo en las paginas de Internet: de Autores Católicos, de la Acción católica mexicana de Querétaro, y en la de Maria Org. Com. Un profundo agradecimiento a quienes han hecho posible que durante mas de un año domingo con domingo pudiera entrar a sus hogares y compartir con ustedes apreciables lectores la Palabra que nos da la vida.

Que María “La sierva del Señor” nos enseñe siempre como ser humildes y como ser generosos. Danos Señor siempre un corazón que sepa agradecer.

Con mis pobres oraciones, necesitado de las vuestras.