Domingo XX del Tiempo Ordinario, Ciclo C
“Dios nuestro y protector nuestro, un solo dìa en tu casa es más valioso para tus elegidos, que mil días en cualquier otra parte”

Autor: Padre José Rodrigo Cepeda

 

 

1ª Lectura: Del Profeta Jeremías 38, 4-6. 8-10

Salmo: 39

2ª Lectura: Carta a los Hebreos 12, 1-4

Evangelio: Según san Lucas 12, 49-53 

“No he venido a traer la Paz , sino la guerra” 

Jesús signo de contradicción  

Es lo que aparece en el Evangelio el Señor de la Paz nos habla de división y guerra entre los hombres, y aun en medio de una misma familia, hay divisiones por causa suya. Lo mismo acontecía en la historia del Pueblo de Israel con los Profetas, como nos lo dice Jeremías en la primera lectura, que nos describe las persecuciones y violencias que padeció por ser portavoz de Dios en medio de sus hermanos. (La verdad siempre incomoda) También en la carta a los Hebreos se nos habla de el combate que han tenido que padecer los testigos fieles del Señor, por ser fieles a su Fe y nos recomienda que permanezcamos fieles en la lucha contra el pecado “fija nuestra mirada en Jesús” 

El verdadero Profeta.  

Como Jeremías crearon a su alrededor fuertes divisiones y contradicciones pues no habla lo que se quiere escuchar, sino lo que Dios les dice. Y casi siempre esta verdad que nos viene de Dios es incomoda, pues nos muestra el verdadero camino a seguir y condena el que erróneamente caminamos: el de el egoísmo, el de la búsqueda del poder, el de la indiferencia ante el mal ajeno, el de pisotear la dignidad de los demás para conseguir nuestros fines, etc.… Cuando un Profeta nos muestra esta realidad y nos la pone ante nuestros ojos, despierta nuestra ira e indignación, pues descubiertos nos sentimos vulnerables.

Jesús anuncia las divisiones y contradicciones que cercan a los verdaderos profetas cuando su mensaje, que es de Dios, se extiende entre las familias y los pueblos. De allí surge la nueva civilización que Él quiere. La del Amor.

El ejemplo de los antiguos patriarcas es propuesto en la carta a los Hebreos a quienes saben con certeza hacia donde caminan, gracias a la nueva fe que comenzó y termina en Cristo.

El combate espiritual: La ascesis  

El combate que Cristo nos presenta en el Evangelio no es bélico, es un verdadero combate de oración, es un combate cultural ante una realidad adversa a los valores fundamentales que rigen y perseveran la vida de los hombres, la pacifica convivencia no es olvidarse de los demás y abogar solo por la vida propia, si no es todo lo contrario formar junto a los demás un solo cuerpo, que busque el bien común. Habría que aclarar lo fundamentalmente humano que es este combate, por que algunos pensaran que en cuestiones morales y de conducta social, la Iglesia poco o nada debería aportar, pero no solo es un deber y un derecho el hacerlo, sino una necesidad imperante ante una estructura social que en el nombre de la modernidad se desmorona. Es sin lugar a duda un combate total e la vida del que solo Dios tiene su meta y en Cristo su Camino, Verdad y Vida.

La ascesis, la mortificación, la lucha del cristiano no son palabras de moda. Jesús es muy claro: como los profetas verdaderos sus discípulos crean divisiones a su alrededor y su vida es una lucha continuada, cuantos de estos profetas no se han dejado la vida en ello, testimoniando y uniendo su Sangre a la suprema Victima de la verdad. Jesús el Cristo.

Bien vale la pena la meta: la Santidad , aunque sea duro el camino. 

El camino de la Cruz  

“El camino de la perfección en la vida del Cristiano tiene que pasar por la Cruz. No hay santidad si renuncia y sin combate espiritual. El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conduce gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las Bienaventuranzas.” Catecismo No 2015

“Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” 

La Última Palabra.

Que no nos asuste el hacer la guerra a la injusticia, a la mediocridad, al abandono de los interese comunes, a la corrupción, a la angustia de ser arrastrados por una corriente material y a tantas cosas que los cristianos tenemos que enfrentar aun en nuestro propio hogar. Esta es la clase de división de las que nos habla el Evangelio y es lo que Jesús ha puesto en el corazón de su Iglesia, la Verdad siempre será incomoda y perseguida. Pero no podemos dejar de avanzar en nuestro empeño, por que el inicio y el fin de todo esta con nosotros. Es Jesús.

Que Maria caminante de nuestros caminos nos muestre de qué modo tenemos que enfrentar lo que nos denigra y buscar lo que nos dignifica.

 

Con mis pobres oraciones, necesitado de las vuestras.