En el ameno huerto deseado

Exámenes de Enero

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

Asoma el nuevo año, 2003, regalo del Señor. Una página en blanco. Durante trescientos sesenta y cinco días irás llenándola con tus obras, pensamientos y deseos.

Antes, echa hacia atrás una mirada: no para dudar del compromiso contraído en días de amor, sino para enriquecer tu experiencia, enmendar la plana de tu acción, corregir tus yerros.

Deseas así examinar tu conciencia, tu actitud de entrega generosa a la gracia divina. Es ahora el momento de las decisiones; fundaméntalas en Dios, "tu roca y tu poder".

Con frecuencia pides en la oración por quienes llevas en el fondo de tu alma: padres y amigos, hijos y consorte, almas del purgatorio o Iglesia y pecadores.

¿Qué tal tu obra de mensajero del Evangelio? No disfrutarás de gran elocuencia, ni de una palestra institucional como los obispos y sacerdotes, mas a tu amigo alejado, o a tu padre sumido en grave postración, sólo tú puedes llegar; que el Papa y los obispos se encuentran en tribuna inaccesible para ellos.

¿Te sientas con tu hijo adolescente para hablar de las cosas de Dios? ¿Sugieres a tus enfermos esperanza en el dolor? ¿Inculcas a tus almas criterios de amor a su Señor y de entrega a los hermanos? ¿Eres testigo de esperanza en tu puesto de trabajo?

Mira ahora hacia adelante. En los primeras jornadas del año has de emplear tiempo en la meditación y prever todos los aspectos de tu existencia. Merece la pena comenzar bien este ramillete de días, regalo divino. Y piensa por fin: Alguno ha de ser el último año de mi vida terrenal. Por nada del mundo malgastaré el tiempo.

ACTO DETENIDO DE AMOR A DIOS UNO Y TRINO. HACERLO VARIAS VECES AL DIA.

(Duración 2 ó 3 minutos)

Dice Jesús: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él". (Jn. 14, 23 - 24)

La Santísima Trinidad habita en mi alma si está en gracia. Digo ahora con plena conciencia:

- Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo.

- El Padre engendra al Hijo por vía de conocimiento. Del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo, por vía de amor.

- Todo esto sucede ahora dentro de mí, pues soy templo vivo de Dios. Y digo con gran amor: - Me entrego a ti Dios Padre, me entrego a ti Dios Hijo, me entrego a ti Dios Espíritu Santo.

- Amo a Dios Padre, amo a Dios Hijo, amo a Dios Espíritu Santo."

Soy consciente de que si por el pecado mortal hubiese perdido la gracia santificante, la he recobrado ahora por este acto de amor a Dios. Hago propósito de confesarme en el momento más oportuno.