Eucaristía

Tesoros de Belén, tesoros de Eucaristía

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

Veía un santo, en arrobamiento místico, a Jesús en Belén repartiendo tesoros sin cesar desde su cuna de pajas. Lo contemplaba así en su visita al Sagrario un día de Navidad. Y los tesoros de aquel Niño no eran recogidos por los cristianos, porque no disponían de tiempo. ¡Qué pobres! ¡Era tal el agobio de sus trabajos...! Pero esos mismos creyentes, perdían horas en fruslerías sin sentido. ¡Ay, Señor, aumenta nuestra fe eucarística!

Se presentó ante Pío IX un arquitecto, llevando consigo a su hijo pequeño. Fue recibido por el Pontífice para estudiar los planos de reparaciones importantes en la Basílica de San Pedro. El Papa quedó encantado del proyecto. Tomó entonces al niño y lo llevó al escritorio; abrió un cajón lleno de monedas de oro, y le dijo:

- Toma un puñado, y dáselo a tu padre. Es muy bueno su trabajo. El niño, listo y sagaz, le respondió:

- Santo Padre: meted vos la mano, que la tenéis más grande.

Y así fue.

Tesoros los del Sagrario; los de la cuna de Belén. Tesoros para transformar nuestro mundo alejado de los bienes eternos. Nuestras manos son pequeñas, como las del hijo del arquitecto; y además no tienen consistencia, porque nuestros vicios han mermado su vigor. Pero las manos de Jesús, el Niño de Belén, el Dios hecho presencia eucarística en el Sagrario, son muy grandes, mayores que las del Papa.

¡Señor, derrama en esta Navidad sobre tu Pueblo los tesoros de tu gracia, y cambia nuestros corazones, para que nos convirtamos y nos entreguemos a ti! Comienza, Señor, por los más alejados, por los más tibios.