Eucaristía

Pascua Eucarística 1999

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                

     

Me cautiva la fiesta de Resurrección: permanecemos en estreno con nueva esperanza durante cincuenta días seguidos. El aire es más puro. Resurge la naturaleza, símbolo de cuanto ocurrió en la primera Pascua cristiana. Jamás me acostumbraré al gozo de las fiestas pascuales.

Cuando en Pentecostés retiran de nuestros presbiterios el cirio pascual, símbolo del Resucitado, parece se desprende un trozo de nuestra vida.

Desde niños hemos renovado nuestros corazones con el agua bendecida por el sacerdote en la Noche Santa. Limpieza, alegría y vida: porque nace el hombre nuevo que hoy resucita con Cristo.

Nuestra mutua felicitación en estos días de gozo.

¡Pascua y Eucaristía! Disfruto al contemplar en muchos sagrarios la imagen del Resucitado. Es como el símbolo de nuestra futura y eterna resurrección con Aquel que se entregó en pascua inmolada y gloriosa.

Para ti y para mí, hermano, la Pascua ha de ser vivir bajo la soberanía amorosa de Dios; caminar con Cristo emigrante a punto de partir para siempre a la Casa del Padre; estar junto a El sacramentado en los cincuenta días felices de la celebración gozosa. Ojalá fuera pascua continua nuestra existencia a lo largo de los trescientos sesenta y cinco días del año. Nuestra esperanza se convierte en virtud operativa. Nada de quietismo estéril. Mientras avanzamos con Jesús hecho alimento pascual hacia la Patria, miramos a la orilla del camino para ayudar a nuestros hermanos. Y hacemos altos en nuestro itinerario porque necesitamos fortalecer el espíritu en las fuentes de agua viva del Sacramento del Amor.

Durante estos cincuenta días será manantial de esperanza contemplar a Cristo que nos alienta con el pan de los Angeles, porque él venció la muerte y resucitó el primero. ¡Aleluya! ¡Feliz Pascua de resurrección junto al Sagrario!