Eucaristía

La fuerza del sacramento

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística

                  

     

"Con pan y vino se anda el camino", dicen nuestros viejos refranes. ¡El pan y el vino!: alegría y fuerza.

Adornados del vestido blanco de la gracia, todas las mañanas nos convida Jesús a las bodas místicas, con banquete divino y alimento celestial. No digas que careces de fuerza para caminar por la vida, pues Cristo invitó a su gran cena a los enfermos, a los cojos y a los ciegos. ¡Sólo les exigía el traje de fiesta! Revístete ahora de la blancura de la caridad perfecta, y brotará en tu interior una juventud sin mancilla; advertirás en tu alma la fuerza total para superar las mayores pruebas.

Raro metabolismo el eucarístico: se hace carne del hombre, la de Dios, y el hombre se transforma en Dios. Peregrina manera de amar la de Jesús: el amante se entrega al amado para se comido. ¡Milagro de la Eucaristía: el comensal es transformado en la sustancia del Alimento! Identificación la más íntima del Señor con su siervo.

Jesús, nuestra alma abre sus puertas a esta fe maravillosa. Y decimos, envueltos en emoción divina, con San Pablo: "Mi vivir es Cristo"; nos hemos transformado en algo celestial. ¿Cómo temer la enfermedad, la vejez o la muerte? Los mártires primeros tomaban el Cuerpo del Señor antes de ser arrojados a las fieras, y marchaban cantando himnos de triunfo. Nosotros entonamos ahora con el corazón encendido: "Si el Señor está conmigo, ningún mal temeré. Junto a mí tu vara y tu cayado: ellos me confortan. Tú eres nuestra fuerza, Dios Santo, contigo caminaremos sin desfallecer".