Eucaristía

La felicidad en la eucaristía

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística

                  

     

Cuando el curso escolar y el trabajo de las fábricas se encuentra en el momento más álgido, parece un poco contrasentido que la palabra felicidad brote de nuestros labios. Sin embargo, hoy la pronunciamos, porque es grande nuestro gozo.

Felices, sí, nosotros que creemos en el de Jesús Eucaristía. Aunque nos encontremos secos en la oración, y frente a un trabajo monótono y agobiante, ¡felices! ¡Creer en el Amor es ya amar, y amar llena el corazón!

La verdadera dicha la conseguiremos por la posesión eterna de Dios. La felicidad relativa, por esa misma adherencia a Dios en el tiempo.

¿De qué nos sirve ahora un veraneo cercano de viajes y placeres? ¡"Habitar en la casa del Señor todos los días de nuestra vida"!; he aquí la gran alegría.

La historia de las conversiones es el relato gozoso de haber abrazado la Felicidad inalienable. Y casi siempre comienza el proceso de la entrega a Dios, a la luz parpadeante de la lámpara del Sagrario. Allí caen destrozados nuestros egoísmos, y surge esperanzado el hombre nuevo.

Busca, amigo, ratos de soledad junto al Sagrario; vence esa pereza insensata que nos pone el maligno; déjate reconquistar por Aquel que fue la alegría de tu juventud. Estoy convencido de que, si nos "ponemos a tiro", Cristo desde el Sagrario nos ha de infundir un amor apasionado hacia El, como lo hizo con los santos.

Nuestra existencia humana ha sido un continuo ir y venir en busca de la felicidad. Si no has atinado en la elección, cuando la nieve cubre de blanco tus sienes, merece la pena colocarte junto a El. No quedarás defraudado. Y pre-gustarás algo de lo que ha de ser tu felicidad eterna.