Eucaristía

Acicate de amor

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística

                  

     

- Daría mi vida por defender la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Así me decía un amigo devoto ferviente del Sacramento del Amor. Y lo comprendo. Y también yo me lo repito mil veces, porque quisiera ser como este amigo. ¡Que Dios nos dé fuerza a todos para mantener una fe y embeleso sin fisuras en este divino manjar!

Siempre me ha impresionado el no creyente; el dubitante en la fe eucarística. Y conozco también, por desgracia, a algunos que se llaman cristianos y sostienen teorías nada conformes con el dogma más amado.

Me parece más lógico renegar del cristianismo que admitirlo y tergiversar este misterio de amor. Supone la osadía de negar el poder de Dios; la evidencia evangélica. También me impresiona hasta el llanto interior quien menosprecia la visita al Sagrario y ridiculiza con apodos semi - blasfemos la presencia real de Jesucristo entre nosotros.

Pío XII, con metáfora sublime, llamaba a Jesús Sacramentado el "Divino Prisionero del Sagrario". ¡Esto es amor: el de Jesús que se convierte en "recluso", y el del cristiano que lo afirma con un nudo de emoción en la garganta!

Amigo del "Ameno Huerto", creo que te pasará lo mismo que a mí: la Eucaristía dentro de su gran misterio, en lugar de ser prueba de fe, se convierte en acicate de amor al prójimo, imán irresistible, tirón casi violento, que te atrae cuando pasas junto a una iglesia abierta.

¡Adoremos para siempre al Santísimo Sacramento!