En el ameno huerto deseado

Un gran apóstol

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                     

 

Vamos a remontarnos a los orígenes de la Iglesia: fueron trece los Apóstoles del Señor. A éstos siguieron otros muchos. En pocos años llegaron e extender el Evangelio por todo el mundo conocido. Y este fenómeno - aparte de carismas extraordinarios- se ha ido repitiendo a lo largo de todos los siglos. Varios grupos de personas que vivían en serio la oración, que se enamoraron de verdad de Cristo, han sido siempre irresistibles: han acabado convirtiendo el mundo de su entorno, como lo hicieron los Apóstoles.

¿Qué ocurre ahora? Nunca ha existido una pastoral científica tan perfecta. En la época de los ordenadores se nos dan facilidades plenas para conocer la realidad; disponemos de técnicas tales que si las hubieran poseído nuestros santos, habría llegado el fervor cristiano a límites nunca sospechados.

Amigo del "Ameno Huerto", nosotros hemos de unirnos en amistad y santidad. Deseo para ti lo mejor. También para mí. Y lo primero, la santidad y el hambre de Dios continua. El modo no lo concertamos nosotros. Es Dios actuando a través de nuestras personas enamoradas de El. Según avanza la vida, sea en ti y en mí mayor ese deseo de amor a Cristo; de identificación con su Persona. Ha de aumentar de día a día. Ha de producir en nosotros alegría, paz y una fuerza irresistible en medio de la total humildad. Jesús actúa a través de nosotros. El Señor va a tocar nuestras almas con el don de oración. Dios nos dará fuerza para estar absortos en su amor. Así el mundo será mejor. Imposible un enamorado de Dios que no sea un gran apóstol.