En el ameno huerto deseado

Predicador enamorado

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística

                  

     

Hoy puedo citar su nombre, porque ya partió a la morada eterna de Dios: se trata del sacerdote don Félix Beltrán que dirigió más de quinientas tandas de Ejercicios Espirituales a sacerdotes y religiosos de ambos sexos.

-"No podía mi sicología -dice- hablar de Dios de modo repetitivo; como quien recita un tema aprendido. Hablo siempre con la misma emoción que en mis años jóvenes; y si no fuera así, imposible para mí continuar con este ministerio sagrado."

Le he escuchado pocas veces, pero su palabra cala en el alma, penetra en el corazón como espada de dos filos. ¡Quién pudiera oírle todas las semanas! Habla de Dios consciente de que Él es el dulce huésped de su alma. A veces suspira en su elocución.

¡Quién pudiera como él estar enamorado de Dios!

Este modo de hablar no se improvisa. No es fruto de estudio, ni de ensayo teatral. A la fuerza nos tenemos que encontrar ante un alma, cuya vida entera es pura intimidad con Dios.

Amigo del Ameno Huerto, tú y yo tal vez somos cristianos de a pie; de los que todas las mañanas hemos de entonar el "mea culpa" antes de recibir la Eucaristía, porque el egoísmo, el genio o el apego a la materia, constituyen adherencias diarias. Vamos a entusiasmarnos de Cristo, como el hombre de nuestro tema, que siempre habla de Dios desde la hondura de su corazón. Y para enamorarnos no conozco otro camino que el trato diario en la intimidad de la oración, en la fusión eucarística. Siempre conscientes; bien preparados; con el Evangelio u otro libro espiritual en la mano, para ir calando poco a poco en la grandeza de nuestro Gran Amor.

Desde esta perspectiva, nuestra palabra, nuestro quehacer apostólico, serán del todo fecundos.

¡Dadnos, Señor, el don de oración y renovaremos contigo la faz de la tierra!