En el ameno huerto deseado

Me voy al cielo

Autor:  José María Lorenzo Amelibia

Pagina Web: Mística                  

     

"Me voy al Cielo!", me decía un amigo. Y el Cielo para él consistía en hacer un alto en sus trabajos y dedicar el tiempo más prolongado semanal de charla íntima con Jesús en el Sagrario Y otro me escribía una carta que guardo como tesoro: "Voy a todos los turnos de adoración nocturna, porque me lo pide el cuerpo -¡bueno, el alma!- y porque sale uno de allí la mar de contento y feliz. Y ¿por qué será? Pues por el tirón, por el gancho que hay en el Sagrario; es una fuerza que te impele a ir allí, cuando tantos a esas horas blasfeman y lo ignoran..."

Así piensan, así obran los amantes de la Eucaristía de hoy. Tú también lo experimentas en ocasiones. Jesús en el Sagrario y en la Comunión da felicidad, ilusión de vivir. Los placeres de los sentidos pasan; El permanece entre nosotros como Amor de los Amores. Ojalá de una vez para siempre aprendas a acercarte a Jesús como en aquellos días de santo fervor.

Si no lo hubiéramos experimentado hablaríamos de memoria. Si no lo hubiéramos escuchado de voces amigas y leído en la vida de muchos santos, a lo mejor nos parecía pura ilusión. Pero ahí está la Palabra del Señor que se entregó por nosotros hasta la consumación de los siglos en la Eucaristía.

Me admira el amor de los santos a este Divino Sacramento. Y también el fervor de estos santos que viven ahora entre nosotros y sufren por el olvido de tantos sagrarios abandonados. Me estimulan ellos. ¡Han comprendido y experimentado la entrega total de Jesús hecho alimento y compañía!

Piénsalo, hermano, todo es cuestión de fidelidad a la Misa, a la Comunión, a la visita al Sagrario. No comulgues "a sangre fría", hazlo de modo consciente y amoroso. Visítale con afición. En todas las ciudades hay templos abiertos; y si en tu pueblo está la iglesia cerrada, pide una llave al sacerdote. De estos encuentros con el Maestro Divino saldrás con ansia de contagiar a otros de este amor; no podrás callar, porque sufrirás si otros no aman a Jesús como tú.